A veces se nos presenta el seguimiento a Jesús como un camino de ayunos, sacrificiós y privaciones. Y se confunde la alegría y gozo con las apetencias y satisfaciones que, llevadas con desmesura pueden perjudicaros. Todo lo que ha sido creado es para disfrute del hombre y es bueno y está bien que el hombre las disfrute. Y Jesús viene a decirnos eso, a que el hombre sea feliz con todo lo que Dios ha puesto a su disposición. Y es en eso en lo que consiste la Buena Noticia. Un mensaje de Vida plena y eterna.
Ahora, lo que no está bien que eso lo disfruten algunos y otros simplemente lo sufran. Dios lo ha creado y lo ha puesto en este mundo para disfrute de todos y en eso, los hombres, tenemos que ser justos. Por lo tanto, Dios nos habla de un Reino de paz, de amor y justicia. Un Reino donde todos los hombres tengan lo necesario para vivir gozosos y alegres. Y, nos preguntamos, ¿sucede eso en el mundo? ¿O no sucede porque el hombre lo estropea y lo impide con su egoísmo?
Esa es la cuestión, no se trata de ayunar ni de hacer sacrificios, sino de procurar que todo se administre para el bien de todos. Y de eso se trata, tan simple como sencillo. Todos lo entendemos, pero la ambición de poder, de ser más, de tener más y de vivir a costa de otros nos enfrenta y engendra las desigualdades e injusticias en este mundo. Por lo tanto, no se trata de privarnos sino de darnos, de amarnos y de vivir en paz, justicia, verdad y misericordia.
Es eso, Señor, lo que te pedimos, que seamos capaces de darnos cuenta de que el mal está dentro de cada uno de nosotros y que en la medida que le expulsemos afuera mi parte de mundo que gira a mi derredor será mejor. Y en la medida que muchos cambiemos, el mundo también cambiará. Te lo pedimos, Señor. Amén.