Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 16 de noviembre de 2017

SÉ QUE VENDRÁS, SEÑOR

Yo creo firmemente en tu Palabra. Si no mi vida, Señor, quedaría nublada por la desesperanza y la oscuridad. Creo firmemente que vendrás, pero no me preocupa tanto esa hora y momento. Tú me dices hoy que no corra ni vaya detrás, porque verte aquí o allá me será imposible. Más, me orientas a buscarte dentro de mí, porque, realmente Señor, Tú moras dentro de mí, en mi humilde y pobre corazón.

Ahí quiero buscarte, Señor. Y quiero también hacerte un hueco confortable en él, para que Tú mores agradablemente y me llenes de tu paz, tu gozo y alegría. Y me llenes también de fortaleza, porque, como dices en el Evangelio de hoy: antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación».

Yo, al estar contigo, también tendré mis propios padecimientos, Señor. Y quiero padecerlo junto a Ti y soportarlos como Tú los soportaste. Quisiera buscar esas fuerzas dentro de mí, que Tú me das y me transmites, para sufrir con paciencia mis adversidades y mi propio camino de cruz. Pero, sabiendo, Señor, que en esos momentos mi juicio se está realizando, porque Tú estás conmigo, y conviertes mi dolor en gozo, alegría y paz.

No cabe duda que siento miedo, y, sobre todo, temo por mis debilidades y por fallarte, Señor. Pero, aún temblando me pongo en tus Manos. No tengo otra, porque, sólo Tú, Señor, me das confianza y paz para abandonarme en tus Manos. Y en Ti confío, Señor. Mi vida cobra sentido cuando está contigo, y mi corazón reboza de júbilo y esperanza cuando te experimenta cerca y siente tus Caricias y tus Palabras que le confortan y le fortalecen.

Gracias, Señor, por quedarte conmigo, y gracias por tu promesa de que volverás a buscarme. Yo me limito a experimentarte dentro de mí y a gozar de tu presencia, y a esperar confiado y firme que, cuando Tú lo decidas, volverás, como me has prometido, en mi búsqueda. Amén.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

PERDONA, SEÑOR, MIS OLVIDOS

Sucede en mi vida también, me olvido, no sólo de darte gracias, sino de reconocer que sólo en Ti, Señor, mi vida tiene sentido y todo mi ser y obrar está en Ti y es tuyo. Nada hago sin Ti, Señor, y todas mis obras son tuyas, porque a Ti todo pertenece. Eres, Señor de la Vida y de la muerte y sin tu permiso nada tiene lugar.

Me olvido, como aquellos nueve leprosos, de que Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida, y, necio de mí, trato de seguir adelante creyendo que la vida me pertenece y que mis éxitos y obras son causa de mis esfuerzos y mi poder. Y, cuando la vida me sonríe y todo marcha bien, se eleva mi autoestima y me olvido de darte gracias, Señor. Perdona, Señor, mi osadía y mi suficiencia.

Hoy, Señor, quiero pedirte perdón por todos mis olvidos. Incluso, por mis preocupaciones y desconfianzas, pues, reconozco lo débil de mi fe y las inseguridades que mi vida padece ignorando tu presencia y tu poder. ¿Qué me puede ocurrir estando contigo, Señor? Si tuviera fe experimentaría que nada me puede pasar, y, aún, estando en el dolor y sufrimiento, no perdería el gozo y la alegría. 

Dame, Señor, fortaleza y mucha humildad, para soportar con esa sabiduría que viene de Ti, las inclemencias de mi vida desde el gozo de aceptarlas y la alegría de saber que todo termina en Ti. Y, lléname de la esperanza de saber que el final de mi vida eres Tú. Y en Ti encontraré ese Tesoro que ando buscando y que eres Tú, Señor. Sólo Tú, Dios mío, eres mi paz, mi refugio, mi vida y mi gozo.

Eso te pido, Señor, experimentar en la entrega del servicio, mi renuncia a buscar mi felicidad, para darme dándome a buscar la felicidad del otro. Sobre todo de tus preferidos, los pobres, los pecadores marginados y abandonados y excluidos de la sociedad. Muéstrame el camino de poder ayudarles y aliviarles sin buscar ninguna recompensa, sino, simplemente, hacer lo que debo hacer y corresponderte Señor con todo lo que Tú me has dado. Amén.

martes, 14 de noviembre de 2017

RECONOCER NUESTRA PEQUEÑEZ

A pesar de escucharlo, como otras tantas cosas, se nos hace difícil darnos gratuitamente. Y se nos hace difícil porque nos cuesta reconocer nuestra inutilidad y nuestra total dependencia de Padre Dios. No somos nada. Todo le pertenece, incluso nuestra vida. De Él venimos y a Él iremos. Sin embargo, el pecado está permanente ahí. La arrogancia con la que el hombre se hace dueño del árbol de la Ciencia del bien y del mal rechazando a Dios.

Incluso, experimentamos la sensación de agradecimiento por parte de Dios cuando hacemos alguna obra buena. Nos creemos, aunque inconscientemente, que Dios nos agradece todos nuestros buenos actos y que le hacemos un favor cuando obramos bien. ¡Qué necio somos! Cuando todo nos ha sido dado gratuitamente para nuestro bien y salvación.

Realmente, debemos ponernos en oración y pedirle al Señor que nos dé esa sabiduría divina de sabernos sus hijos, y sin ningún mérito para recibir recompensa. Todo lo que tenemos le pertenece y ya es mucho, pues nos ha sido dada la vida y el gozo de vivir con alegría y paz en su presencia. Toda recompensa sobra, pues somos nosotros mismos, por decirlo de alguna manera, nuestra propia recompensa.

Por lo tanto, perdona, Señor, todos nuestros pecados y nuestras suficiencias y danos la necesaria humildad para, no sólo reconocer, sino creérnoslo de verdad y experimentarlo en lo más profundo de nuestros corazones, que somos simples criaturas tuyas, y que ya, por el hecho de existir, ser y vivir en tu presencia y conocimiento, debemos estar agradecidos.

Danos la paciencia y la perseverancia de ser prudentes y de saber cumplir con nuestro deber y compromiso de Bautismo. Sin esperar nada a cambio, te pedimos, Señor, fortaleza para llevar a cabo nuestra misión evangelizadora y responder así con nuestro compromiso cristiano. Iluminanos para comprender que nada merecemos, pues nada tenemos y en ello gozamos y todo nos viene de Ti como don gratuito. Amén.

lunes, 13 de noviembre de 2017

MISERICORDIA QUIERO, Y NO SACRIFICIOS - Mt 9, 13 -

Jesús ha venido a perdonarnos, porque nacemos manchados por el pecado y necesitamos ser limpiados para, purificados, alcanzar la Vida Eterna. Vida Eterna a la que estamos llamados y experimentamos dentro de nosotros mismos. Está impresa en nuestro corazón. La descubrimos en el camino de nuestra vida y la anhelamos desesperadamente. Sin embargo, ocurre que la buscamos en lugares equivocados.

La puerta de esa limpieza primera empieza en el Bautismo. Por Él entramos en la familia de los hijos de Dios y gozamos de la asistencia del Espíritu Santo, que nos fortalece y nos ayuda al combate de cada día contra la tentación del pecado y del escándalo. Es lógico y de sentido común que estamos necesitado de misericordia, y es eso, precisamente, lo que Jesús nos ha venido a dar gratuitamente. Porque, nuestra realidad no es otra sino esa. Necesitados de perdón y misericordia.

El Evangelio de hoy nos lo dice claramente: «Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, le perdonarás».

Pero, esa misericordia recibida de forma gratuita, pues no la merecemos, también tenemos que devolverla en los hermanos. Así como nosotros somos perdonados, también tenemos que perdonar. Lo rezamos todos los días en el Padrenuestro. Por eso, Jesús nos lo recuerda hoy. Y es eso precisamente lo que nos pide, nuestro arrepentimiento y dolor por haber actuado mal. 

El Señor no busca nuestro bien actuar, pues es eso lo que debemos hacer sin ninguna recompensa, sino, ante la caída y el pecado, nuestro dolor y arrepentimiento. Precisamente para eso, para levantarnos, animarnos a seguir actuando bien y perdonarnos. Seamos consciente de esa realidad y de esa Misericordia que el Señor nos regala cada día, y pidámosle fe y confianza en que, siempre que acudamos a Él con dolor y arrepentimiento, recibiremos su Perdón y Misericordia. Amén.

domingo, 12 de noviembre de 2017

LLENA, SEÑOR, NUESTRA ALCUZA DEL VERDADERO ACEITE

Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora». Esta es la realidad. Sabemos que llegará el día, y también la hora, pero no sabemos cuándo, ni dónde ni cómo. Y eso trae un mensaje muy claro: Hay que estar preparado y vigilante. Y la única y mejor preparación es tener la alcuza llena del verdadero aceite. El aceite de la Vida de la Gracia; el aceite sacramental de los sacramentos, en especial el de la Eucaristía; el arma de la relación con el Señor, la oración, a través de la cual estamos en contacto con Él en cada instante. Y todo eso para vivir en el amor de cada día. Un amor que se hace compromiso en los hermanos, con los hermanos y para los hermanos.

Pero, nosotros, seres pecadores y limitados, sólo podemos poner y entregar lo que se nos ha regalado, es decir, la libertad de decidir y la voluntad de llevarlo a la práctica. Todo lo demás lo hará la Gracia del Señor en el Espíritu Santo. Y eso es lo que pedimos hoy a través de este pequeño y humilde rincón de oración. Pedimos, Padre, que nos des la sabiduría, la capacidad y la fortaleza de mantener siempre nuestra alcuza llena de aceite.

Ese aceite que nos mantiene limpios, puros, disponibles, entregados, humildes, amorosos y serviciales para con todos los hombres, por la Gracia de Dios. Un aceite que no nos falte nunca y cuando decidas venir en nuestra búsqueda podamos recibirte con las lámparas de nuestros corazones bien encendidas hasta que Tú decidas abrirnos la puerta de tu morada.

Sabemos que no nos basta con sólo pedir, sino que Tú esperas también de nosotros que pongamos en acción todos nuestros talentos recibidos. Y en ello está no despistarnos y tener la suficiente aceite para el día y la hora señalado, tener el sagrario de nuestro humilde corazón repostado del verdadero aceite que nos mantiene nuestro corazón encendido para recibirte. Ayúdanos, Señor, a conservar nuestros corazones libres de la necedad de este mundo, que nos seduce y nos distrae dejando nuestra vida en la oscuridad de la perdición. Amén.

sábado, 11 de noviembre de 2017

UNA BUENA RELACIÓN DESCUBRE TUS BUENAS INTENCIONES


Detrás de esa invitación a hacer amigos, incluso con el dinero injusto, está la buena intención de emplear las cosas para hacer el bien, porque la amistad se basa en hacer el bien. Un amigo es aquel que busca tu bien, incluso usando malas mañas y se desprende de lo que tiene, a pesar de ser conseguido injustamente, para hacer amigos.  Es aquel que sabe que llegarán tiempos en los que él necesitará de los demás.

Sin embargo, lo importante es tomar conciencia de actuar con buena intención y buscar lo bueno que siempre está relacionado con la verdad. Nada bueno puede ser mentira, y todo lo verdadero es bueno. Por eso, la verdad nos hará libre. Y la Verdad Absoluta es Dios. Él nos hará libres y buenos, y nos dará todo eso que buscamos erróneamente en las cosas de este mundo.

Jesús nos lo repite y recuerda hoy: Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero. Si buscas tu felicidad en este mundo, cambia de rumbo y busca en Dios, porque sólo en Él está el gozo y la felicidad eterna.

No hay otro camino. Servir al dinero te aparta de Dio. Por eso, Señor, en este momento crucial de nuestra vida, cuando las tentaciones del dinero y el poder nos atrae y nos invitan a vivir placenteramente y sólo mirándonos nosotros mismos, te pedimos fortaleza, voluntad y sabiduría para discernir y buscar salir de nosotros mismos para mirar a los demás. 

En esa actitud, no sólo de pensamiento, sino también de obra encontraremos la fuerza y el gozo para darnos, servir y cumplir con las cosas pequeñas esa rectitud de intención para ir mejorando y perfeccionando nuestro camino hacia la santidad. Amén.

viernes, 10 de noviembre de 2017

¡DESPIÉRTANOS, SEÑOR!

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Posiblemente estemos algo dormidos. Dormidos al mecido que nos provoca este mundo. Un mecido de rapidez, de prisas, de distracciones, de bloqueo que nos impide pensar y descubrir quienes somos y a dónde vamos. Sí, el mundo nos mece a su ritmo y nos embobece sin nos dejamos mecer. 

Por eso, ese grito de súplica: ¡Despiertanos, Señor! Despiertanos de tantas seducciones, atracciones, tentaciones, que este mundo nos presenta y nos pone a nuestros pies. Pero, que nos cobra a un precio muy alto, pues nos quita el espacio de reflexión y nos convierte en verdadero autónomas, sometidos a los intereses de este mundo y dominados por sus pasiones, egos, satisfacciones, ambiciones, riquezas y poder. Y total para nada, para morir en el vacío y sinsentido.

Sí, Señor, te pedimos que nos despierte y que nos pongas en camino. Despierta nuestra astucia y nuestra inquietud, para descubrir el verdadero camino que nos conduce a Ti. Tú, que eres el Camino, la Verdad y la Vida. Tú, que eres el alimento que nos sostiene y que nos aviva y nos das, por tu Gracia, la fuerza y la capacidad para dar todo lo que hemos recibido y ponerlo en función de los demás.

Danos, Señor, la sabiduría y la voluntad de poner en juego todo lo que hemos recibido y sacarle el máximo rendimiento. También, danos el equilibrio de saber la medida de nuestras posibilidades y no prentender ambicionar más ni pasarnos. Aceptar lo que Tú nos has dado y quieres de nosotros dándolo todo sin regatera ni escatimar nada.

Señor, esa es nuestra voluntad y en tus Manos nos abandonamos confiando que, por tu Gracia, iremos creciendo en generosidad y entrega, para, en el Espíritu Santo, derramar todo lo que somos y podemos en beneficio de los demás y para Gloria Tuya. Amén.