Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 11 de enero de 2018

DUREZA DE CORAZÓN

Nunca dejaremos de insistir, ni de insistírnos a nosotros mismos, que la oración es vital. Vital para no alejarnos del Señor y sostenernos en su presencia, porque de eso dependerá nuestra firmeza y nuestra fe. Y, también, la suavidad de nuestro corazón. Porque, lejos del Señor se nos endurece el corazón y rechazamos su Palabra. Por lo tanto, pidamos tener un corazón suave y dispuesto a oír la Palabra del Señor.

Y oír no es lo mismo que escuchar. Podemos oír ruido, pero no saber que significa ni de dónde viene. Tendremos que atender y escuchar. Es decir, entender que se nos dice y abrirnos a eso que se nos dice. Ser dócil y obediente en hacer vida esa escucha de la Palabra en nuestro corazón. Posiblemente, esa sea nuestra más grave lepra, la lepra de escucharnos a nosotros mismos y de actuar según nuestros intereses y proyectos.

Se trata de silenciar nuestro interior y apartarlo de posibles distracciones que el mundo nos propone para, en silencio poder escuchar con serenidad y paz la Palabra del Señor. Escucharla para obedecerla y llevarla a la vivencia de nuestra vida. Y no es fácil, pues los golpes de la vida y nuestros propios fracasos se encargar de hacernos dudar de la Palabra de Dios y sembrar nuestro corazón de dudas y desconfianza. El camino se hace cuesta arriba y la adversidad hace presencia.

Son esos momentos que la cruz se hace pesada y nos amenaza con derrumbarnos y sentir deseos de abandonar. Se nos endurece el corazón y apenas nos hemos dado cuenta. Recemos para no perder en esos momentos la presencia del Señor. Él está con nosotros y en esos momentos está aún más cerca. Necesitamos pedirle, como el leproso del Evangelio, que nos cure, que nos dé fuerza y nos limpie nuestro contaminado corazón. Limpia, Señor, mi cuerpo de la lepra de la duda y el desánimo, y sosténme firme y dispuesto a seguirte con mi cruz.

Yo, como aquel leproso, proclamaré que Tú eres el Hijo de Dios y que has venido para, no sólo curar al hombre de sus enfermedades, sino a salvarlo definitivamente de la muerte eterna. Sí, Señor, nuestra esperanza y nuestra fe es Resucitar contigo y vivir a tu lado para Siempre. Amén.

miércoles, 10 de enero de 2018

CONECTADO CON EL PADRE

La fortaleza consiste en estar unido al Padre. Jesús no se despega de su Padre y todo lo relaciona con Él. Cada día hay un tiempo fundamental para relacionarse con el Padre, porque de esa relación depende su misión. Ha venido para cumplir la Voluntad del Padre, por lo tanto, su relación con el Padre es primordial. También nosotros tenemos que estar permanentemente relacionados con Jesús. Sin Él nada podemos hacer -Jn 15, 5-.

Esa es nuestra oración de hoy, Señor, pedirte que nos des la sabiduría de permanecer siempre en Ti, como el sarmiento en la vid. Nuestro compromiso de Bautismo lo cumpliremos si estamos injertado en el Espíritu Santo que nos configura como sacerdotes, profetas y reyes. Somos conscientes de que sin Ti, Señor, no haremos nada. Y queremos hacer, Señor, por eso insistimos en pedirte que nos des tu Gracia para responder según nuestro compromiso de Bautismo.

Tú, Señor, nos enseña a cumplir con la Voluntad del Padre, y también a organizarnos y a dejar siempre, cada día, un tiempo para la oración y también, si se puede, para la Eucaristía. Es el alimento que nos ayudará a perseverar y a sostenernos en no quedarnos solo en palabras, sino pasar a las obras. Danos, Señor, la paciencia, la fortaleza y la perseverancia de saber sostenernos en tu amor.

 Comprender que nos quieres y que, no todo lo que nosotros buscamos, te pedimos y queremos es lo mejor y lo que nos conviene. No sabemos pedir, ni tampoco buscar lo que realmente necesitamos. El mundo nos amenaza dándonos cosas y satisfacciones que debilitan nuestra libertad y, como hiciste con la suegra de Pedro, necesitamos que nos cure, nos fortalezcas y nos des el alimento físico como espiritual para seguir en la brecha y responder a la obra que quiere de nosotros.

No apaguemos la luz de nuestro corazón sin dejar muy claro que la oración es muy importante, y que necesitamos buscarle siempre tiempo, porque es lo primero en nuestra vida, ya que nos pone en relación con nuestro Señor y nos ilumina el camino a seguir y las obras a realizar. Amén.

martes, 9 de enero de 2018

TU PALABRA ME LLENA DE ESPERANZA

Gracias, Señor, porque tu Palabra me llena de asombro y esperanza. Tu forma de decir las cosas es diferente, porque lo que dices lo haces. Tus Palabras desprenden seguridad y confianza y nos invaden de paz y sosiego. En el Evangelio de hoy, Marcos describe tu forma de enseñar y hacer y cómo hasta los espíritus inmundos te obedecen.

Todos quedan admirados de tus Palabras y de tus obras. No sólo enseñas, sino que haces y cumples lo que dices. Eres diferente y único como corresponde a tu dignidad de Hijo de Dios. Eres el Mesías, el enviado a rescatarnos de la esclavitud del pecado. Y eso me llena de esperanza y me da confianza y seguridad. 

Aprovecho, Señor, para pedirte perdón por todos mis pecados y para rogarte que me libres de las fuerzas del mal. Porque, quedándome sólo seré presa de su poder y no podré liberarme del pecado. Necesito estar junto a Ti y abierto a tu Gracia para ser iluminado y caminar por la senda de la verdad, justicia y amor. En Ti, Señor, pongo toda mi confianza y esperanzas. Te pido que limpies mi vida de todo pecado y me libres de las tentaciones que me inducen al mal y a separarme de Ti.

Yo, Señor, quiero asombrarme, pero no quedarme en la pasividad y en el asombro. Quiero ponerme en camino y seguirte y acompañarte en tu camino del anuncio de la Buena Noticia de Salvación. Límpiame de todos los malos espíritus que me amenazan y acechan con tentarme y desviarme del buen camino. Protégenos, Señor, y aparta de cada uno de nosotros esas fuerzas del mal que quieren separarnos de Ti.

Yo, Señor, confío en tu Palabra y quiero seguirte. Sé de mis limitaciones y mis pecados, pero también conozco tu Misericordia y tu Amor. Y en Ti, Señor, me abandono confiado en tu Misericordia y tu Amor. Amén.

lunes, 8 de enero de 2018

MI RESPUESTA ES AFIRMATIVA, SEÑOR. QUIERO IR TRAS DE TI

Quiero seguirte, Señor, pero experimento mis limitaciones y necesidades. Me doy cuenta de mi fragilidad. Soy limitado y débil, y mi humanidad pecadora me somete. Soy esclavo de mi propia carnalidad inclinada a mis apetitos, apetencias sujeta a mis pasiones. Todo eso me impide seguirte como a mí me gustaría. Sin condiciones ni impedimentos. Experimento mi voluntad esclavizada y sometida, sujeta a mis pasiones.

Desde este rincón, y unido a todos aquellos que lo visitan, quiero, y aprovecho, pedirte perdón por tantas desilusiones y fracasos ante el cumplimiento de tu Voluntad. Quiero pedirte tu Gracia, porque sin ella sé que no podré levantarme ni seguir tus pasos. Tu camino es duro y pesado y mi carne débil y pecadora. Reconozco mis pecados, Señor, y te pido perdón.

Sin tu concurso estoy perdido. Ahora veo claro la causa de tu venida. Te has hecho Hombre como yo para, desde esa humanidad como la mía, ayudarme y enseñarme el camino para resistir a la tentación del pecado. El desierto, por el que has pasado antes de empezar el anuncio de tu Buena Noticia de Salvación, ha sido la señal del camino que, también nosotros, tenemos que seguir. Y necesitamos la acción del Espíritu Santo, como Tú estabas con y en Él, para poder salir victorioso de nuestra lucha personal.

Necesito la Iglesia. Esa Iglesia que Tú empezaste a formar desde el principio. Gracias a todos tus apóstoles que te han respondido, y que por ellos hemos recibido también nosotros tu Palabra y anuncio de la Buena Noticia de Salvación. También quiero yo ser canal y transparencia de esa Buena Noticia para que llegue a otros. Por eso, Señor, quiero responderte y decirte que quiero seguirte como Simón, Andrés, Santiago y Juan. Pero, dame la Gracia de tu Espíritu para, fortalecido en ella, poder cumplir tu Voluntad.

Con esos deseos y súplicas, Señor, iniciamos este camino ordinario que hoy empieza, dejando atrás este tiempo navideño en el que Tú nos has revelado tu presencia, tu nacimiento, para que con tu venida revelarnos el Amor del Padre que te envía para anunciarnos la Buena Nueva. Amén.

domingo, 7 de enero de 2018

H I M N O (LAUDES)



A la orilla del Jordán,
descalza el alma y los pies,
bajan buscando pureza
doce tribus de Israel.

Piensan que a la puerta está
el Mesías del Señor
y que, para recibirlo,
gran limpieza es menester.

Bajan hombres y mujeres,
pobres y ricos también,
y Juan sobre todos ellos
derrama el agua y la fe.

Mas ¿por qué se ha de lavar
el Autor de la limpieza?
Porque el bautismo hoy empieza,
y él lo quiere inaugurar. Amén.


Bautismo del Señor, solemnidad
                                                                                                                     

sábado, 6 de enero de 2018

TÚ, SEÑOR, ERES CAMINO, VERDAD Y VIDA


Es importante, muy importante escucharte, Señor. Quizá la estrella de este día es el descubrir la gran importancia de la escucha. Porque, cada día amanece una estrella que nos indica el camino para seguirte. Porque, tu seguimiento nunca tiene fin en este mundo en el que vivimos.

Siempre es Navidad, porque siempre es día de Buena Noticia de Salvación, y porque cada día nace una nueva estrella que te señala el camino hacia el Señor. Tenemos necesidad luz, pero de una Luz que verdaderamente alumbre con sabiduría divina. Esa sabiduría que viene de arriba y no es de este mundo. Esa Luz que es capaz de alumbrar nuestro camino y que nos indique donde vives y donde moras. Porque, queremos, Señor, estar y permanecer en Ti. Ayúdanos a descubrir la estrella de cada día de nuestra historia, y a, fortalecido por tu Espíritu, encontrar la voluntad de seguirte como aquellos magos de oriente.

Gracias por tantas estrellas que me has regalado hasta este momento. Estrellas que ha cumplido con su misión de alumbrar. La Madre Iglesia, los grupos parroquiales, las pequeñas comunidades; la familia y por tantos testimonios que, como fogonazos de  luces, han alumbrado mi camino. Gracias, Señor, por la vida: también por Internet, donde nos fortalecemos compartiendo nuestra fe y anunciando la Buena Noticia de Salvación.

Gracias, Señor, una vez más por todo lo recibido. Te pido que yo también sepa darlo de forma gratuita según lo he recibido. Sin escatimar esfuerzos y dándome plenamente hasta el último momento de mi vida, y según tu Voluntad, porque si es la mía lo estropeo todo.

Gracias, Señor, por ser Tú mi estrella y guiarme, en el Espíritu Santo, hasta donde Tú has tomado nuestra naturaleza humana, Belén, y te has hecho Hombre, naciendo del vientre inmaculado de nuestra Madre María, para entregando tu Vida pagar por nuestros pecados y merecer para nosotros la salvación.

viernes, 5 de enero de 2018

SEÑOR, A PESAR DEL RUIDO DEL MUNDO, QUIERO QUE SEAS LO PRIMERO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Mucho ruido, las calles llenas de gente. Huele a fiesta, a regalos, a alegría, a roscón, a ilusión...etc. Y está muy bien, pero no a todos les ocurre lo mismo. Hay quienes sufren, y lo hacen, no sólo en estas fiestas, sino que vienen sufriendo todo el año pasado, y continúa ahora también. Ellos, los que sufren, no tienen garantías de nada.

 No reciben regalos. Peor, no tienen ni lo más necesario para sostener una vida digna y carecen de casi todo. Ellos no tendrán fiesta, ni regalos, ni alegría, ni roscón, ni tampoco ilusión. Cuesta saber eso y dejar entrar la alegría dentro de tu corazón. No sabes qué hacer ni qué decir. Ganas de gritar y de protestar por tantas cosas mal hechas en este mundo. Ganas de gritar por tantos niños mal tratados, abandonados, carentes de comida, de techo, de cuidados, de toda clase de peligros, y de condenados a muerte en el seno de sus madres.

No, esta noche no es noche de reyes para todos los niños. Ni tampoco para muchos padres y madres; tampoco para muchos adultos, abuelos y ancianos. Sin lugar a duda, hay mucha gente que sufrió en la noche de la Buena Noticia, y continúa sufriendo hoy. Las palabras brotan de mis dedos como agua clara que corre sin pausa a través del impuso de mis dedos en las teclas. No me siento bien y me uno al sufrimiento en muchas partes del mundo de los que reciben como regalo más sufrimiento.

Por eso, pido al Padre del Cielo que mande luz y sabiduría al mundo para que el mundo sepa repartir paz y dignidad en todos los lugares del mundo. Y yo, no puedo quedarme quieto. Me siento impotente, débil ante la respuesta que debo dar. Yo estoy en el mundo y tengo todo lo que necesito, pero, ¿y los otros? Me siento como una gota en el océano, sin poder hacer nada, sino caminar al ritmo mecido de las olas y compartir mi tristeza por todo lo que sé que está pasando en otros lugares.

Sí, todos tenemos algo de culpa. Unos más inocentes que otros, pero todos estamos pagando esas malas intenciones que unos cometen y otros, en esta concreta situación de noche de reyes, la sufren, tal es el caso de los niños. Quisiera tener poder para derrumbar esas barreras y encender una estrella de ilusión en todos esos lugares donde la luz brilla y abunda las tinieblas. Perdona, Señor, mis pecados.