No se trata de mi verdad. Verdad errónea y limitada, ni tampoco la de algún otro, que por mucha sabiduría e intelectualidad, no abarca la verdad absoluta. Sólo Tú, Señor, eres la Verdad Absoluta, fuente de gozo y felicidad. Pero, somos tan obstinados, tan necios e ignorantes que preferimos las luces de las tinieblas, opacas y oscuras, que nos llevan a la perdición, que la Luz, clara y diáfana, que viene de Ti y nos lleva a la plenitud y gozo eterno.
Tendremos que ser muy necios e ignorantes, Señor, para no verte. Por todo ello, lo primero que quiero pedirte es que mi fe alcance el tamaño de un grano de mostaza. Es lo mínimo que Tú me has pedido, y yo, que no aspiro a mucho y me considero pecador y poca cosa, me conformaría con eso, Señor. Dame, Señor, una fe como un grano de mostaza.
Porque la fe es el elixir que necesito para responderte y corresponder a esa capacidad libre de elegir hacerlo o no hacerlo. Un regalo gratuito, y una oportunidad de responderte meritoriamente a la confianza que Tú has depositado en mí. Porque, aunque todo me viene de Ti gratuitamente, has querido que yo tome parte y responda a esa confianza fiándome de Ti.
Pero, me doy cuenta Señor que soy muy débil, y estoy sometido a mis pecados: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza, y necesito tu Gracia, recibida en mi Bautismo, para transformarme, por la acción del Espíritu Santo, en un hombre nuevo, lleno de caridad, gozo, paz, paciencia, longaminidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad. Frutos del Espíritu Santo que también me dará sus dones: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.
Por eso, Señor, insisto y te suplico que aumentes mi fe hasta un grano de mostaza. Con eso podré mover montañas y responder a tu Palabra y hacer tu Voluntad. Transformame, Señor, en un hombre nuevo que revestido con los frutos y dones del Espíritu Santo viva en tu Palabra y haga tu Voluntad. Amén.
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