Señor,
a veces me siento como en el desierto
dónde
la vida es difícil, donde domina la duda,
donde
reina la oscuridad, donde faltas Tú.
El
desierto es un paso para quien te ha elegido,
un
paso para quien te ama, un paso necesario en la vida,
un
paso que pone a prueba, Dios, tú me envías la prueba,
pero
también la fuerza para superarla;
Tú me
das el desierto, pero también la fuerza para seguir.
Tengo
miedo del desierto, Señor, tengo miedo de fallar,
tengo
miedo de traicionarte.
Es
fácil sentirse en la alegría, es sencillo descubrirte en la naturaleza,
pero
es difícil amarte en el desierto. Dios, en la noche del dolor,
en la
oscuridad de la duda, en el desierto de la vida,
no me
hagas dudar de Ti.
No te
pido que me liberes del desierto, sino que me ayudes a caminar contigo
no te
ruego que me evites el desierto, sino que me hagas caminar hacia Ti.
(P.
Maior)
No hay comentarios:
Publicar un comentario