Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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miércoles, 28 de octubre de 2020

LA ORACIÓN, ANTESALA DE LA ACCIÓN

 

Jesús cuenta con su Padre para la elección de los apóstoles y ante de elegirlos se retira a orar. Es una característica suya contar su con su Padre y de su diálogo - oración - con Él, toma orientación y consejo. El Evangelio nos dice: En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en oración con Dios.  Es decir, previo a la elección de los doce apóstoles, Jesús pasa la noche en contacto con su Padre. No se trata de una simple elección sino de elegir a los que van a continuar su misión.

Es el Plan y Proyecto del Padre el que va a realizar, y esos doce serán elegidos por Jesús según la Voluntad del Padre, así que el contacto - oración - con el Padre se hace no solo necesario sino fundamental. Porque, se trata de la Voluntad del Padre para la que fue enviado el Hijo a realizarla.

Hablar con el Padre - también nuestro Padre - es la forma de orientar mi vida según su Voluntad. Por eso, mi oración no consiste en una rutina leída o recitada de memoria, sin en un diálogo en el que me esfuerzo, no solo en hablar sino también escuchar y adecuar mi vida a la Voluntad del Padre. ¿Y cuál es la Voluntad del Padre? Eso exigirá la necesidad de la atenta escucha y el discernimiento de la verdad, que está escrita en mi corazón.

Es notorio y claro que no te gustaría ser engañado ni explotado, ni traicionado o estafado ni muchas cosas más. No hagas a otro lo que no te gustaría que te hicieran a ti. Y esa buena actitud vive dentro de ti, ha sido sembrada, por el Padre en tu corazón. Por eso, no podemos decir que no conocemos la Voluntad del Padre, pues Jesús, el Hijo, nos lo ha anunciado y enseñado claramente en el primer y segundo mandamiento. Por tanto, abramos el corazón al Padre y, atentos y disponibles, sigámosle. Amén.

miércoles, 30 de septiembre de 2020

DANOS, SEÑOR, LA GRACIA DEL COMPROMISO COHERENTE


 Nuestra fragilidad y debilidad es tan grande que escapar de las garras del demonio nos resultará muy difícil y, prescindiendo de la asistencia del Espíritu Santo, imposible para nosotros. Tomar conciencia de lo que nos jugamos es de vital importancia y trascendencia. La vida, nuestra vida, es la gran oportunidad que tenemos para ganar el gran tesoro de la Vida Eterna. Esa es la cuestión y la enorme responsabilidad  que tenemos, darnos cuenta y descubrir el gran regalo de la vida y el valor que tiene de utilizarla según los Mandatos y Voluntad de Dios.

Vivimos de una manera indiferente, relajada, cómoda, pensando que con unos mediocres cumplimientos y prácticas religiosas todo está cumplido. Últimamente me asusta esa vida plana que llevo, o, al menos me la planteo. La Misericordia del Señor no significa que no me haga justicia, y todo lo que no haga aquí según mis valores, cualidades y talentos, debo purgarlo en el Purgatorio como mal menor. Y les garantizo que no se pasa bien en el purgatorio - Ana Catalina Emmerick -. Se hace bastante duro y largo. Sin embargo, mantenemos siempre la esperanza de, purificados, subir al Cielo. Por lo tanto, firmo ir al Purgatorio.

Pero, eso no me exime de exigirme ahora todo lo que puedo en cumplir y hacer la Voluntad de Dios. Parábolas como la de los talentos, el hijo prodigo y otras me señalan claramente el camino y la disponibilidad a seguir. Sin embargo, no me asusto ni tengo miedo. No debo ni puedo tenerlo. Nuestro Padre Dios no nos manda nada imposible ni tampoco grandes gestas. Si así lo dispusiera nos prepararía y nos daría lo necesario para cumplirlo. Tú, y, seguro yo, limitémonos a cumplir su Voluntad desde lo cotidiano de cada día, abiertos a salir de nosotros mismos y a darnos para servicio a los demás. Date cuenta que cada servicio por amor y por el Señor a los demás son verdaderas y auténticas oraciones que cumplen precisamente eso, la Voluntad de Dios. Así que ánimo y adelante.

Y eso es lo que todos queremos y te pedimos, Señor.  Danos esa fortaleza de espíritu para, no solo seguirte de forma rutinaria, relajada y cómoda, sino comprometida con nuestro vivir de cada día e imitando tus mismas actitudes y estilo. Claro, no contando con nuestras solas fuerzas, sino auxiliados y fortalecidos por tu Gracia. Amén.

martes, 23 de enero de 2018

¿HIJOS DE LA SANGRE O DEL AMOR?

Nacemos en una familia, pero, ¿nos hemos preguntado que ocurre con tanta gente abandonada e indigente? ¿Dónde están sus familias? Cada vez que veo a un anciano abandonado o a algún indigente buscando comida en la basura o durmiendo en la calle, pienso que un día esas personas nacieron en el calor de una familia y de unos padres. ¿Qué ha ocurrido para que ahora estén abandonados o solos por las calles y mal viviendo?

Es la pregunta de todos los días, ¿qué puedo hacer para aliviar la vida de esa gente, al parecer, sin familia? No cabe duda que no pensamos que la culpa la tendrán sus familiares. Es posible que algunos sí, pero indudablemente, otros no. Mucha culpa la tienen la mayoría de ellos, que se han apartado, no han hecho caso y han querido vivir como les parece y a su manera. Las consecuencias son las que todos conocemos, un camino de perdición y de esclavitud.

¿La culpa? La desobediencia; los malos ejemplos y consejos; las malas compañías; la irresponsabilidad; la desunión; la soberbia; la ambición y muchas más circunstancias. Pero, la más importante y la que al final causa todo es la falta de amor. Sin amor no vamos a ninguna parte y no somos capaces de vencer esa naturaleza humana pecadora que nos amenaza y nos destruye. Necesitamos amar, porque amar es perdonar, es soportar, es comprender, es dar nuevas oportunidades, es ayudar, es llenarnos de paciencia, es confiar, es volver a perdonar y esperar.

Amar es lo que hace nuestro Padre Dios con cada uno de nosotros, hasta el punto de enviarnos a su Hijo amado y predilecto, para que pague por cada uno de nosotros. ¿Cómo no nos vamos a amar nosotros igual? Claro, seguro y definitivamente que por nuestra cuenta no. Somos débiles y pecadores y solos no vamos a ninguna parte. Estamos vencidos de antemano por el Maligno. Necesitamos la Gracia de Dios y la asistencia en cada momento del Espíritu Santo para, en Él, vencer al Maligno.

Y eso te pedimos, Señor, danos la Gracia y la fortaleza de saber sostenernos y, pacientemente, esperar y confiar en tu Palabra. Gracias, Señor, porque sabemos de tu Amor y Misericordia, y confiamos y queremos ser tus hermanos cumpliendo la Voluntad de tu Padre. Esa es nuestra petición y nuestra esperanza. Amén.

martes, 19 de diciembre de 2017

HÁGASE TU VOLUNTAD, SEÑOR

Nunca podré entender muchas cosas, ni saber el cómo y el por qué, pero sé, Señor, y eso me basta, que Tú eres mi Creador y Señor. Sé que Tú me quieres y deseas llevarme contigo para que sea feliz eternamente. Experimento en mi vida tu grandeza, Señor, y veo tu Mano Misericordiosa actuar en los acontecimientos de mi vida. Sé que me escuchas y actúas.

Posiblemente, no lo vea como a mí me gustaría, ni con la rapidez que deseo, pero yo sé que mis planes no son los Tuyos, ni tampoco puedo comprenderlos. Tú, Señor, eres el Creador de todo lo que el hombre puede ver, y también de todo aquello que se le esconde a su vista. Y tu Poder puede alterar las leyes naturales establecidas, pues has sido puestas por Ti para regir al mundo.

Gracias, Señor, porque lo que escribo me lo dicta tu Espíritu, pues sería incapaz de hacerlo por mí mismo. Sin tu permiso no podríamos pronunciar tu nombre. Gracias, Señor, porque mi boca y mis labios se mueven en alabanza hacia Ti, Creador del Cielo y la Tierra, y te proclaman como único Dios del Universo. Gracias, Señor, porque, asistido por el Espíritu Santo, acepto tu Voluntad, y confiado en ella me abandono en tus brazos.

Y en este momento de oración, a ejemplo de tu Madre, y por intercesión de ella, que nos acompaña y nos cuida, nos llene de fortaleza, paciencia y fe para, rendidos a tus pies, perseveremos en la obediencia a tu Voluntad. Te pedimos, Señor, que, a pesar de nuestras debilidades, nuestros pecados y fracasos, nos hagas fuerte para no rechazarte y aceptar el dolor o sufrimiento que nos quiere arrebatar de tu presencia.

Sabemos, aunque eso nos produzca dolor, que sólo en Ti está nuestra alegría y gozo eterno. Por eso, confiamos en Ti, Dios mío, y queremos dejarte nuestro corazón para que Tú lo modeles y lo llenes de fortaleza, sabiduría y paz según tu Voluntad. Amén.

miércoles, 25 de enero de 2017

HACER TU VOLUNTAD

No basta saber de Jesús. Tampoco basta tenerle afecto, cariño y aceptarle. Ni siquiera tener algún parentesco, ser su amigo o estar a su lado. Incluso, ni pertenecer a la Iglesia. ¡No, nada de eso basta! Se necesita otra cosa, lo más importante y fundamental e imprescindible: "Hacer la Voluntad del Padre". Eso es lo que nos define como verdaderos amigos y hermanos de Jesús.

Y eso conlleva mucho amor y mucha paciencia. Pero, sobre todo, estar unido e injertado en el Espíritu Santo. No vale sólo oír, ni siquiera escuchar, ni orar, ni estar o aguardar silencio. Sólo vale amar. Y amar como Él nos ama. Materializando ese amor en la vida misma.

Y pronto nos damos cuenta y experimentamos que sólo no podemos llevarlo a término. No estamos capacitados para eso. Nuestra naturaleza herida por el pecado nos lo impide, y, fácilmente, somos vencidos por el mundo en el que vivimos. Las tentaciones nos superan y pueden con nosotros. No conseguiremos, por mucha voluntad que pongamos de nuestra parte, salir victoriosos. Necesitamos la fuerza y el poder del Espíritu Santo.

Y eso es lo que te pedimos hoy, Señor Jesús, desde lo más profundo de nuestros corazones. Queremos hacer la Voluntad de tu Padre, porque eso es lo que nos hace hermanos tuyo. Queremos cumplir con la Voluntad del Padre, que Tú, el Hijo único y verdadero nos enseña y nos manda. Y lo queremos hacer desde la acción y la asistencia del Espíritu Santo. Abiertos plenamente a su acción. 

Así, unidos todos decimos: "Ven Espíritu Santo, llénanos de tu Gracia y enciende nuestros corazones. Fortalece nuestra voluntad para cumplir y vivir en la Voluntad de tu Padre. Amén.

martes, 24 de enero de 2017

CUMPLIR LA VOLUNTAD DE DIOS


Sé, Señor, que no me une a Ti ningún parentesco, porque Tú, que me lo das todo, sólo me pides una cosa, que cumpla la Voluntad de tu Padre Dios, que te ha enviado a eso, a proclamar padre, madre, hermanos y hermanas a todos aquellos que escuchan y cumplen tu Voluntad.

Por eso, Señor, consciente de mis debilidades y de mi impotencia para emparentarme contigo como hermano, te pido la Gracia de poder cumplir con la Voluntad del Padre según Tú me enseñas y me das testimonio con tus obras. Porque yo quiero ser tu hermano y estar emparentado contigo; porque yo quiero ser tu amigo y dejarme asesorar y conducir por Ti.

Miro para tu Madre y veo que ella es modelo de saber y cumplir la Voluntad de Dios. Miro para tu Madre y observo como ella supo renunciar a sí misma para cumplir la Voluntad de Dios. Y escucho como Tú, aunque parece lo contrario, exaltas y alabas a tu Madre, porque ella es modelo del cumplimiento de la Voluntad de Dios. También, nosotros, unidos a ella queremos seguirte en el esfuerzo, por nuestra parte, de cumplir la Voluntad de Padre Dios.

Experimentamos que queremos, pero, al mismo tiempo, sentimos la tentación que nos hace caer, fracasar y no cumplir como nos gustaría. Experimentamos ignorancia, confusión y pereza. Sentimos que nuestra naturaleza caida está herida, limitada y se nos hace cuesta arriba hacer tu Voluntad, Padre. No nos es nada fácil sostenernos como hermanos y, suplicándote, te pedimos que nos sostenga y nos llene de tu Gracia para, fortalecidos, poder superar esos momentos de tedio, de desidia y de negación.

En Ti confiamos Señor, que por tus méritos y sacrifico de muerte, seamos lavados, purificados y fortalecidos para, renunciando a todo aquello que nos impide cumplir con la Voluntad del Padre, podamos, junto a nuestra Madre María, encontrar ese camino de relación y de fraternidad, contigo. Amén.

miércoles, 16 de julio de 2014

SÓLO IMPORTA HACER Y VIVIR EN TU VOLUNTAD


No importa el color del cielo, lo que hace el día bonito eres tú cuando vives en la presencia de Dios.



Es verdad que mucha parte del mundo duerme en la ceguera de la ignorancia. Y no me refiero a la ignorancia del conocimiento o de la intelectualidad, sino a la ignorancia de saber que sólo hay un único camino de salvación, y ese único camino es el Señor, el Hijo de Dios Vivo.

Nada importa sino vivir en la Voluntad de Dios, porque sólo en Ella está nuestra salvación. Sin embargo, el mundo se afana en otras cosas que no tienen salida, sino que dejan un vacío existencial que les conduce a la búsqueda de sucedáneos de felicidad, que terminan por degradarlos y conducirlos al precipicio de la vida. Buscar la felicidad en la diversión, la buena comida, el alcohol, las aficiones o hobbies u otros sucedáneos que nos puedan entretener y darnos satisfacciones es tomar el camino equivocado.

Hay un gran peligro. Eso lo experimentan los que padecen azúcar, pues sin darse cuenta y sintiéndose bien, sufren los desvatadores efectos de la azúcar que, lentamente y en el silencio interior de sus cuerpos, los destruye lentamente. Cuando lo advierten no hay remedio. Igual nos ocurre en la vida de salvación. Primero no creemos en ella; segundo, la desechamos como pérdida de tiempo, y tercero creyéndonos bien dirigidos desperdiciamos el tiempo que, llegada nuestra hora, ya no  podemos despertar.

Sólo importa hacer y vivir en tu Voluntad Señor, porque en Ti encontramos las respuestas que buscamos de forma desesperadas en las caducas ofertas que el mundo nos ofrece. Despierta nuestro corazón endurecido y aletargado  por las falsas apariencias de felicidad que este mundo nos ofrece, y llenanos de la sabiduría que sólo tu Amor nos da y nos llena de gozo y felicidad.

Porque sólo aquellos que cumplen la voluntad de tu Padre del cielo, son tus hermanos, hermanas y tu madre (Mt 12,46-50).


miércoles, 2 de julio de 2014

AHORA COMPRENDO QUE SIN TI, MI SEÑOR, NADA PUEDO



Mi voluntad me doblega. Mucha razón tenía san Pablo cuando expresaba su lucha diaria contra lo que no quería ni deseaba hacer y lo que al final hacía. Mi voluntad me somete, me domina y me vence. A la hora de elegir ese maravilloso impulso del que has sembrado mi corazón, Señor, mi voluntad se impone y me obliga a mirar a mis intereses egoístas, carnales, materiales... Experimento entonces que soy de barro, que necesito de, no uno cualquiera, sino del mejor Alfarero que me modele y organice mi vida de acuerdo con mis deseos más profundos, de acuerdo con ese compromiso de amor que brota del fondo de mi corazón.

Es mi lucha diaria, mi experiencias de fracasos, mis vergüenzas de no responder a tanta Gracia recibida, mi impotencia de no poder saltar la muralla humana que habita y vive y dispone de mí. Sólo un grito sale de mis entraña. Supongo que parecido al de los apóstoles aquella noche de tempestad. ¡Yo, Señor, también estoy en medio de una gran tempestad que azota mi vida y que amenaza con hundirme! ¡Salvame Señor, y no dejes que me hunda en el mar de mi vida alejándome de Ti!

Ahora, por mi propia experiencia, experimento la necesidad de tenerte a mi lado. Quiero entregarte mi libertad, sería lo más cómodo, pero Tú no quieres eso, sino que luche y la ponga en tus Manos. Vamos, que confíe en Ti. Y eso quiero hacer. Ponerme en tu camino, caminar contigo y confiar ardientemente en tu Palabra, en tu venida, en tu regreso. Fortalece mi esperanza Señor para que mi camino hacia Ti sea cada día más firme, más seguro, más decidido, más confiado y más lleno de amor en los hombres, para así demostrarte mi amor por Ti.

Sé que el camino se hace cruz, pero también sé que Tú lo recorres conmigo, y que lo que tenga que sufrir por amar,  será mi humilde aportación y respuesta a tu Amor. Por eso, camino tranquilo y gozoso porque Tú me esperas en tu Casa. Amén.

miércoles, 7 de mayo de 2014

HAMBRE Y SED



Para muchos hombres la sed y el hambre no significa gran cosa, porque las tienen en abundancia. Nunca han tenido necesidades de ese tipo y no han experimentado tener sed o pasar hambre. Y se hace difícil saber y valorar el tener abundancia de esos tesoros, que para otros representan la salvación de sus vidas.

De igual manera podemos imaginar el desconocimiento que tenemos del manantial que fluye dentro de nosotros, que nos quitará la sed que tenemos de verdadera vida y el hambre de auténtica felicidad, que buscamos en el camino de nuestra vida. No lo advertimos por nuestra ceguera mundana y quizás también por la satisfacción y empache de tantas cosas de este mundo. Pero cosas caducas que no llegan nunca a satisfacernos.

Buscamos perpetuarnos pero despreciamos la verdadera perpetuidad, el Pan de Vida Eterna que nos ofrece saciarnos eternamente y gozosamente. Se hace difícil comprenderlo, pues teniéndolo delante de nuestros propios ojos le rechazamos. Danos la luz de reconocernos limitados y pecadores, Señor, y de postrarnos a tus pies para implorarte, por tu Misericordia, que nos ilumines y nos des el don de la fe de recibirte y aceptar tu salvación. 

La verdadera y única salvación que el hombre busca y Tú, Señor, nos la ofrece por la Voluntad de tu Padre: "Esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día".