Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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viernes, 14 de septiembre de 2018

TODO DOLOR EN JESÚS TIENE SENTIDO

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Jesús ha dado sentido al dolor y sufrimiento. Sin Él nada tendría sentido. ¿Para qué sufrir dolores y sacrificios? Eso no tendría ningún sentido. Sería tomado como una maldición y un fracaso. Sin embargo, su padecimiento y muerte en la Cruz cambia el sentido de todo. ¿Por qué?, porque a través del dolor, del sufrimiento y de tu crucifixión compartes con el Señor su muerte y te completas con Él, aportando tu vida, su sacrificio redentor.

Luego, tu vida toma sentido con la Muerte de nuestro Señor Jesús. En la Cruz queda elevada a redención y uniéndola a su Muerte también tú salvas, por los méritos de nuestro Señor, tu vida. Ahora todo tiene sentido, las etapas de rosas y las de ampollas y dolor. La Cruz es signo de Salvación tras la Muerte de nuestro Señor Jesucristo. ¡Alabado y glorificado sea!

Desde ese momento tu vida cobra significado y todas tus preocupaciones, sacrificios, ayunos y dolores por hacer un mundo mejor, por construir un mundo de justicia, amor y paz tienen todo el sentido pleno que llena tu vida. En Él cargamos también nuestra cruz con paciencia, con esperanza, con fortaleza y alegría. En Él encontramos sentido a todas nuestras renuncias, sacrificios, dolores, incomprensiones, oscuridades, torturas, insultos y contrariedades recibidas incluso por nuestros enemigos. En Él descubrimos que somos capaces de soportar hasta la cruz de los enemigos.

Por eso, Señor, te pedimos que nos ayude a mirarte y así como aquellos que al mirar la serpiente levantada por Moisés en el desierto quedaban curados, también nosotros, al mirarte, quedemos limpios y fortalecidos ante todo aquellos que nos impide seguir tus pasos y aceptar nuestra cruz. Amén.

viernes, 7 de septiembre de 2018

TIEMPO DE GRACIA

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


El dolor permanece y vive entre nosotros. Si nos paran y nos preguntan: ¿Sabes que llegarán tiempos donde sufrirás? Todos responderíamos afirmativamente: Sí, lo sabemos. Es lo único cierto, el dolor y la muerte. Sin embargo, vivimos con esperanza y alegría. Al menos eso intentamos y pasamos muchos momentos de nuestra vida alegres y esperanzados. Y es que todos sabemos que Jesús está presente entre nosotros. Él padeció y fue muerto y sepultado, pero también sabemos que ha Resucitado. Y eso nos llena de gozo y alegría, a pesar de nuestros dolores y sufrimientos.

Por eso, vivimos en el tiempo de la Gracia, porque Jesús está con nosotros y Él nos ofrece el Vino de la Nueva Alianza, que nos salva y nos libera de la muerte dándonos la Vida Eterna plena de gozo y felicidad. No volvamos la mirada hacia atrás, porque Jesús lo transforma todo y lo convierte todo en esperanza de salvación. A Él toda nuestra atención y gloria.

Te pedimos, Señor, que nos transformes nuestros corazones y nos llenes de alegría y de esperanza, para, a pesar de que lleguen nuestros momentos de pasión y dolor, sepamos descubrirte entre nosotros y llenarnos de ese Vino nuevo que Tú nos das a beber para renovar nuestras esperanzas y nuestro gozo en una Vida Eterna nueva y plena de felicidad. Amén.

jueves, 19 de julio de 2018

EN LA HORA DEL SUFRIMIENTO

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Vivimos con el sufrimiento, porque sabemos que él llegará. Hoy podemos sentirnos bien, pero, mañana, sin saber cómo, aparece don sufrimiento y nos ataca. Nos cambia la vida cuando sufrimos y también es cuando solemos acercarnos y acordarnos de Dios. De alguna manera debemos estar agradecidos al dolor, porque es la causa de que en muchos momentos nos acerquemos al Señor.

Es verdad que no queremos sufrir dolores, y, quizás ahora no lo entendamos, pero en la hora de nuestra despedida de este mundo comprendamos el bien que nos ha podido hacer. Y, Jesús, que conoce nuestras debilidades y sufrimientos nos acoge, nos anima y nos invita a descansar en Él.

«Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».

No perdamos de vista que el final será lo más hermoso. Vale la pena pasar ese desierto de dolor. Igual que le sucede a la madre, cuando está en período de gestación, que da por bueno todo el dolor sufrido ante el nacimiento de su hijo, también nosotros debemos no perder de vista el final que nos espera: gozo y plenitud eterna junto al Padre. Eso nos puede ayudar a descansar nuestras fatigas en la esperanza de lo que nos espera al final.

Y Jesús, el buen Pastor, nos invita a descansar en Él. Tengamos confianza y fe en el Señor, y confiados en su Palabra dejémonos consolar, animar y fortalecer en Él para, por su Gracia, continuar el camino con renovadas fuerzas y ánimos. Pidámoslo con fe y esperanza. Amén.

domingo, 12 de junio de 2016

DAME, SEÑOR, UN CORAZÓN CONTRITO Y HUMILDE



No es fácil arrepentirse. Una cosa es desearlo y otro experimentar dolor de arrepentimiento. A veces lo queremos, pero quizás no lo sentimos. Porque de sentirlo nos costaría mucho más volver a caer. Pero eso no es motivo de desespero, sino de sabernos pecadores, pobres y necesitados de Ti, Señor.

Esa es la cuestión, sentir dolor de corazón por haber pecado, Señor, y haberte ofendido. Es experimentar dolor de saber que no he hecho tu Voluntad, o, al menos, que no sé qué es lo que debo hacer. Es no sentir fuerzas para descubrir con seguridad y firmeza lo que Tú quieres. Y no saberlo porque mi voluntad flaquea y es débil, y se siente atraída por las cosas de este mundo.

Supongo que aquel fariseo no sentía ningún dolor de contrición. Es más, se sentía buen judío, cumplidor de la ley y merecedor, por su buena conducta, de estar catalogado como buena persona, respetado y hasta admirado. Y, quizás, muchos se sienten así también en nuestro tiempo. Me pregunto, ¿estoy yo entre ellos? Por eso, Señor, te pido que transformes mi corazón, porque yo no quiero sentirme así, ni tampoco estar en contra de tu voluntad.

Parto de que mi corazón está contaminado, lleno de debilidades y tentaciones; parto de que mi corazón busca comodidades y le cuesta despertar a la llamada y servicio de los demás; parto de que mi corazón busca su descanso y confort sin mirar alrededor y preocuparse por los que no lo tienen; parto de que muchas veces dudo entre hacer esto o lo otro. Sé que el Maligno me acecha y trata de confundirme y de llenarme de dudas para que no te escuche ni te atienda.

Y quiero, como la adultera pecadora, llenarte de atenciones, de agasajos y cuidados en los hermanos. Porque ahora, Señor, yo no puedo atenderte ni perfumarte los pies a Ti directamente, pero si lo puedo hacer en los que lo necesitan y son tus preferidos. Porque haciéndolo a ellos te lo hago a Ti. Gracias, Señor, espero que mi corazón, por tu Gracia, vaya transformándose en un corazón humilde, contrito, agradecido y abierto a tu Misericordia. Amén.