Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

lunes, 20 de agosto de 2018

SÓLO DIOS ES BUENO

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Nadie alcanza la bondad de Dios. Sólo Dios es bueno y, nosotros, pecadores y limitados tenemos y debemos  esforzarnos en imitarle como los niños imitan a sus padres. Imitarle adheridos a Él y asistidos por su Gracia. Para eso se ha quedado el Espíritu Santo, recibido en nuestro bautismo, y por el que recibimos los dones para dar los frutos que nos abrirán las puertas del cielo.

No podemos, pidamos al Señor esa sabiduría y fortaleza, quedarnos en simples y meros actos de cumplimientos. Sin ninguna duda que el decálogo nos marca un camino y nos orienta a darle una buena actitud e intención a nuestros actos, pero no a marcar un límite de nuestro amor y quedarnos tan tranquilos. Nuestro amor no tiene fondo ni profundidad. Está siempre creciendo y lo hace en la medida que tratamos de amar como nos ama el Señor.

En Él estaremos siempre, por su Gracia, creciendo y siendo cada día más perfectos, a pesar de nuestros retrocesos, nuestras caídas y pecados. La Misericordia de Dios es Infinita y siempre que nosotros estemos dispuestos a levantarnos y comenzar, el Corazón del Señor se hace pura y grande Misericordia que nos acoge y nos perdona - Lc 15, 11-32 - y nos fortalece para continuar y seguir la lucha. Porque, este mundo es un constante y peregrino camino de lucha cada día.

Seguir al Señor es postergar todo lo que nos impide verle cuando levantamos la mirada; seguir al Señor es apartar, como si por un bosque camináramos, toda hierba y matorral que nos impiden ver la huella que nos señala el Señor. Seguir al Señor es tenerlo, desde que nos levantamos hasta que volvemos a cerrar los ojos en el sueño, como la principal prioridad a seguir y a hacer vida en nuestra vida. Seguir al Señor es reconocer nuestra pobreza y nuestras limitaciones y suplicarles que nos dé la Gracia y la Fortaleza para nunca perderlo de vista.

Por eso, Señor, en este momento y desde este rincón de oración, elevamos nuestras plegarias para pedirte y suplicarte que llenes nuestros pobres y limitados corazones de sabiduría, de fortaleza, de humildad y de capacidad de servicio por amor. Amén.

domingo, 19 de agosto de 2018

UN ALIMENTO DE CADA DÍA

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Es posible que no puedas celebrar la Eucaristía cada día y recibir el alimento de Vida Eterna, pero no deje nunca de comerlo cada semana, aunque no pueda ser el domingo por circunstancias de trabajo, si algún día de la semana. La Eucaristía es la Vida de la Gracia y el alimento que nos va haciendo mejores cada día.

Pero, si puedes tomarlo cada día, ¡hazlo!, porque no hay alimento para el espíritu mejor. En la Eucaristía es el mismo Jesús que se nos da y comparte su Vida con la nuestra; su Gracia con la nuestra. Eso sí, siempre en el esfuerzo de tomar conciencia que el Señor se hace presente y se nos da realmente. Pero, sin más preocupaciones que la de unos niños que creen en su Padre y tratan de imitarle en su vida diaria. Para ello necesitan conocerle y alimentarse de su Espíritu.

Es la fuerza de Jesús quien nos irá transformando en la medida que tú te entregues y te dejes transformar. Porque, eres libre y de ti depende la decisión de creer en Jesús y tomar ese alimento de Vida Eterna que Él te ofrece y te da gratuitamente. No hay que asustarse ni preocuparse, porque el Señor sabe de lo que somos capaces, conoces nuestras cualidades y talentos y no nos exigirá más de lo que podemos dar.

Nosotros, como buenos hijos, obedientes y dispuestos a esforzarnos en todo lo que Él nos vaya indicando e iluminando.  Es verdad, como nos decía ayer el Evangelio, tenemos que ser como niños que obedecen, imitan y se fían de sus padres. También nosotros, abajándonos con verdadera humildad encontraremos el camino con Jesús. Porque, Él es el único y verdadero Camino, Verdad y Vida. Amén.

sábado, 18 de agosto de 2018

INDEFENSOS COMO NIÑOS

Resultado de imagen de Mt 19,13-15
La arrogancia y la suficiencia nos juegan malas pasadas. Encienden nuestra soberbia y suficiencia y nos ensoberbecen cegándonos hasta el punto de creernos capaces de bastarnos por nosotros mismos. Sin darnos cuenta hemos dejado endurecer nuestros corazones. El mundo, sus tentaciones y seducciones nos han alejado de Dios y cerrados herméticamente a su Gracia.

No cabe ninguna duda que tendremos que despojarnos y vaciarnos de toda inmundicia y de todo aquello que contamina nuestro corazón, para, limpio y puro, abrirnos a la Gracia de dios y, abajados humildemente, hacernos niños sin concepciones ni derechos adquiridos. Porque, esa es la esencia del ser niño, no han tenido tiempo en sus vidas para creerse con méritos y derechos adquiridos. Están a merced de los demás y de, por supuesto, la Gracia de Dios, que los protege y los cuida.

Todo lo reciben gratuitamente, tanto de sus padres de este mundo, cuando no ocurre lo contrario, y, sobre todo, del Padre del Cielo. Es el Señor quien les abre los brazos y los defiende y los pone como ejemplo. Porque, los niños están abandonados en las Manos del Señor. 

Cuando seamos capaces de comprender que no tenemos méritos ni derechos, sino, que y por la Misericordia de Dios nuestro viejo, sufrido corazón, endurecido y contaminado por las tentaciones y seducciones de este mundo sea transformado en un corazón suave, humilde y abierto a la Gracia de Dios como el de un niño, estaremos en el camino del reino de los cielos.

Pidamos al Padre del Cielo que transforme nuestros corazones viejos y endurecidos por el pecado en unos corazones de niños necesitados del auxilio del Padre. Amén.

viernes, 17 de agosto de 2018

CUANDO CREO QUE SÉ MÁS QUE DIOS

Resultado de imagen de Mt 19,3-12

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.

Eso ocurre en muchos momentos de mi vida. Creo que mis planes son mejores que los que me propone Jesús y me cierro a su Palabra. ¿Por qué no voy yo a repudiar a esta mujer o a este hombre con el que ya no me satisfago? ¿Por qué Dios me prohibe lo que yo quiero hacer? Se impone la satisfacción personal, es decir, el egoísmo.

Y cuando no me gusta alguien y no colma mis satisfacciones, lo mejor es huir y borrar esa unión de mi vida. Ahora, la pregunta que flota en el ambiente inmediatamente es, ¿es eso justo? ¿Te gustaría a ti pasar por eso? ¿Es el matrimonio tan poco serio para tomárselo de esa forma? ¿Con qué intenciones has ido al matrimonio y cuáles son tus responsabilidades? 

Queda al descubierto claramente que se trata de un problema de ego y de intereses. Y cuando el matrimonio se trata desde ahí, no es un matrimonio sino una unión de intereses pasionales, económicos o de cualquier otro tipo. Por lo tanto, es una mentira que se quiere anular con otra mentira. Y cuando las cosas se hacen mal y de forma irresponsable suceden estos problemas. No hay otro problema que el propio de hacer las cosas mal y a la ligera llevados por los egoísmos y las satisfacciones sin importar nada más.

No se trata de prohibir ni de poner dificultades, sino de purificar y de medir realmente nuestro amor. Amar es un compromiso tal y como nos ama Dios, y cuando se ama se es responsable y se vencen todas las dificultades que brotan de la superficie de nuestra propia carnalidad. Es normal que eso suceda, pero amar exige renuncias, desprendimiento, olvido y morir a uno mismo para responder y darse a los demás. En este caso a la esposa o al esposo.

Y en esto es vital la presencia de Dios. Dios que está en el medio y que nos fortalece, nos une y nos purifica de nuestra esclavitud carnal que nos tienta y nos somete. Un Dios que nos ayuda y al que le pedimos la sabiduría para entender su Voluntad y su Amor - «No todos entienden este lenguaje, sino aquellos a quienes se les ha concedido. Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda».

jueves, 16 de agosto de 2018

UNA LUCHA DIFÍCIL CADA DÍA

Resultado de imagen de Mt 18,21—19,1 por Fano
No es fácil perdonar. Es el caballo de batalla cada día porque todos estamos necesitados de perdón. Reconocer y confesar que somos pecadores conlleva necesariamente la necesidad de ser perdonados. Unas veces por distracción, otras por nuestra causa y otras por terceros, nuestras vidas está cargadas de errores y faltas de las que imploramos ser comprendidos y perdona- dos.

El perdón es algo consustancial a nuestra propia realidad. Nacemos ya en pecado y es con el bautismo con el que nos limpiamos por primera vez. Es nuestro nuevo nacimiento -Jn 3, 1-21- por el que quedamos incorporados a Cristo e hijos de Dios. Gozamos de la misma Vida de Cristo y sólo perdemos esa confesión con el pecado. Al que somos proclive a cometer.

Por eso necesitamos perdón y asistencia divina. Es la misión del Espíritu Santo que nos acompaña y nos auxilia para fortalecernos en la lucha diaria contra las seducciones y tentaciones del mundo que nos presenta el demonio. Y, tanto necesitamos el perdón, por y la Misericordia de Dios, que también nosotros ofrecer nuestro perdón y nuestra misericordia. Porque, para ser perdonados necesitamos nosotros perdonar.

Esa es la medida. Seremos perdonados en cuanto nosotros también perdonemos. O dicho de otra forma, mis pecados serán perdonados si yo también perdono los pecados de los otros. Y todos los pecados, porque si dejo uno ese tampoco me será perdonado a mí. La parábola que hoy nos presenta el Evangelio nos lo deja meridianamente claro.

Aprovechamos, Señor, para pedirte paz, sabiduría y fortaleza con el objetivo de saber, con serenidad y sosiego, cuándo y cómo tenemos que perdonar y cuándo y cómo soportar con fortaleza y paciencia las embestidas de aquellos a los que tenemos que ofrecer nuestro perdón. Danos, Señor, la Gracia y la paciencia divina para perdonar como Tú nos perdonas a cada uno de nosotros. Amén.

miércoles, 15 de agosto de 2018

MARÍA, MADRE DE DIOS

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Te quedas con la boca abierta cuando tomas conciencia que María, esa joven sencilla, humilde y tan normal fue elegida para ser nada más y nada menos que la Madre de Dios. María, de la que hoy la Iglesia católica celebra su Asunción a los cielos, dogma de fe que todo cristiano acepta y cree de forma absoluta. Y es que es tan normal y lógico que sería un disparate absurdo no creer o pensar lo contrario.

Estaba ya en el ambiente y aceptado por todo cristiano. ¿Cómo no va a llevar y a pedirle al Padre que suba al Cielo a su Madre? ¿Hay algún hijo que no quiera para su madre lo mejor? Y es que somos tan pequeños que no nos cabe en la cabeza que una mujer tan sencilla, humilde y entresacada del pueblo sea elegida para ser la Madre de Dios.

¿Qué méritos puede haber hecho María?¿Es qué podemos hacer méritos para merecer algo delante de Dios? La elección de María y la del pueblo de Israel, como pueblo de Dios, no podemos entenderlo. Al menos a mí no me cabe en mi pobre y limitada cabeza. Sin embargo, algo tuvo y tiene María para ser elegida Madre Dios, y también Madre nuestra. Destaca su humildad y su obediencia. Humilde para, siendo la Madre de Dios, permanecer al mismo nivel que los pobres y los pequeños, los preferidos de su Hijo. Humilde y sencilla para, no esperar ser servida, sino estar disponible a servir.

Y, sobre todo, confiada en la Voluntad de Dios. Un Dios al que somete libremente su voluntad y del que se fía según su Palabra. Y, María, entregada a la Voluntad de Dios queda llena de Gracia y de todas las virtudes que deben acompañar a la Madre de las Madres. 

En este día celebrativo, donde no hay ningún pueblo que deje de recordarte y proclamar tu grandeza, Madre, queremos pedirte que nos acompañes e intercedas por todos nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte, para que vivamos siempre en la presencia y en la Palabra de tu Hijo, nuestro Señor Jesús. Amén.

martes, 14 de agosto de 2018

ENCERRADOS EN NUESTROS PLANES

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Muchas veces no nos damos cuenta que tenemos los oídos y los ojos cerrados. Creyendo oír no oímos, y creyendo ver no vemos. No es nada nuevo, ya se nos ha dicho muy claramente en la Biblia - Mt 13, 13-14 - pero nosotros erre que erre. No aprendemos y seguimos ciegos creyendo que nuestros proyectos son mejores y los adecuados. Y tratamos, en consecuencia, educar a nuestros hijos al margen de lo que Espíritu Santo nos sugiere y nos señala.

Eso sí, los hemos bautizado, pero, ¿para qué si luego no le hacemos caso al Espíritu Santo? Y educamos a nuestros hijos para que sean mayores según nuestras ideas. ¿Y qué pensamos?, pues, que para ser de los primeros hay que estar preparado, saber mucho y tener varios títulos. Es decir, ser importantes y desempeñar cargos importantes. Lo pequeño lo dejamos para los pequeños.

Volvemos a meter la pata, porque, sin estar reñido con prepararse y conseguir la mejor formación y titulación, la grandeza se esconde en el servicio, en el abajamiento para, al mismo nivel que los más pequeños, servirles y atenderles en sus carencias más destacadas. La grandeza y los primeros puestos se esconden en ocupar los últimos puestos y los más bajos, porque cuando te quedas el último, para servir y por amor, estás realmente ocupando el primer puesto.

¿Qué nos enseñó Jesús? ¿No fue eso? Él, siendo el Primero y el más Importante, Creador de todo lo que se ve y no se ve, se abajó de tal manera que se hizo igual que el hombre, menos en el pecado, y todo para servirlo hasta el extremos de entregar su Vida para salvarlo. ¿Y tú y yo queremos seguirle haciendo lo que a nosotros se nos ocurre o creemos? Reconozcamos nuestra ignorancia y nuestros pecados y pidamos que, en el Espíritu Santo, nuestros corazones sean transformados y renovados en semejanza con el del Señor. Amén.