Ser capaz de abrirme a la acción del Espíritu Santo y de ser dócil a sus impulsos y mandatos, te pido Señor con todas mis fuerzas. No quiero permanecer cerrado al aire fresco de tu Gracia, ni a la brisa suave de tu presencia y acción. Quiero crecer según tu Voluntad porque sólo de esa forma seré capaz de avanzar en perfección y madurez.
Ten Misericordia de mi, Señor, y perdona mis pecados, pues soy un pobre pecador. Y no permitas que mi corazón permanezca de espalda a la acción del Espíritu Santo, sino todo lo contrario, que se abra a dejarse guiar y mover por sus impulsos.
Dame fuerza para soportar y vencer las embestidas del demonio, y superar sus tentaciones y malas intenciones, así que guardado y defendido por el Espíritu Santo sepamos no apartarnos del verdadero camino que conduce hacia Ti.
Tú eres Señor el verdadero Camino, la Verdad y la Vida, guía mis pasos y alumbra mis senderos.
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