«vino nuevo se echa en odres nuevos». |
Es verdad que lo viejo y lo nuevo se oponen. Nos llaman viejo a los que ya vamos entrados en años, y por nosotros mismos experimentamos que la vida se nos va presentando diferente a la que nosotros estábamos acostumbrados. Hay muchas cosas que no entendemos y que se nos atraganta convivir con ellas. Incluso llegamos a escandalizarnos, y es que sin darnos cuenta nos vamos haciendo viejos.
Sin embargo, mantenemos la tradición y transmitimos a los nuevos los valores importante de lo antiguo o viejo. Y eso es lo importante, no quedarnos en las costumbres e imperfecciones de lo antiguo y querer que los nuevos sigan con ello. Hay que abrirse a la perfección y desterrar lo imperfecto teniendo siempre al hombre como centro y meta de perfeccionarse. No ha sido el hombre creado para el sábado ni la ley, sino que es el sábado y la ley para servir al hombre.
Esos paños viejos hay que dejarlos en el baúl de los viejos y sacar todo lo nuevo que nos ayuda a conformar una vida nueva, fresca y centrada en el amor por los hombres. Por eso, hoy Señor te pedimos que nos llenes de tu Amor y tu frescura para que sepamos evolucionar según los tiempos en tu Amor, y no anquilosarnos en costumbrismos, leyes y egoísmos que echan cargas pesadas sobre los hombros de los demás sin ellos tocarlas con un dedo.
Llénanos Señor de la Gracia de tu Amor y has de nuestro corazón viejo un corazón nuevo lleno de entusiasmo y deseos de vivir en tu Amor.
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