Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 9 de marzo de 2017

TU PALABRA, SEÑOR, ME DA CONFIANZA


¿Qué sería de mí sin tu Palabra, Señor? ¿Y qué sería de mí sin tu ofrecimiento e invitación a que te pida, Señor? No haría falta decir que estaría perdido. Porque sin Ti, Dios mío, nada soy y nada puedo hacer. Por eso, desde este humilde blog, me hago eco de tu ofrecimiento y voz de tus Palabras.

Sí, Dios mío, tengo mucho que pedirte y te tomo por tu Palabra. Quiero pedirte, en primer lugar, que esa pequeñita fe que has puesto en mí me la aumentes y que cada día sea mayor. Sea una fe más fiable, más madura, más dócil, más fuerte y más confiada. Y también más paciente y esperanzadora. Una fe que sea capaz de, incluso, en los momentos de silencio saber esperarte y aguardar pacientemente. Una fe como supo llevar y sostener tu Madre María.

Una fe que, su consecuencia sea darse y entregarse al servicio de los demás; una fe que sepa comprender, de la misma forma que Tú, mi Señor, me comprendes a mí. Una fe que desprenda servicio, escucha y atencíón a los que necesitan ser servidos, escuchado y atendidos. Una fe que se note y no quede sólo en la apariencia litúrgica y piadosa. Una fe como Tú, Señor, quieres.

Una fe cuyo resultado sea el amor. Una fe que se cuide de amar, y para ello se esfuerce en someter mis sentimientos a tu Voluntad, Señor, con la voluntad que Tú me has dado. Una fe que no se deje dominar ni influir por todas esas tentaciones que el mundo me ofrece. Una fe sostenida en la oración de cada día en mi y nuestra relación contigo, Señor.

Una fe que se alimenta en y de la Eucaristía, del banquete de tu Cuerpo y Sangre, que Tú nos has dejado para que, fortalecidos en ella seamos capaces de recorrer el camino injertados en el Espíritu Santo hasta alcanzar la Casa del Padre. Amén.

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