Tú, Madre, ha sido elegida por Dios desde el primer momento de tu nacimiento. Fuistes adornada con la Gracia de Dios para ser la Madre de su Hijo. Pero, también, Él, en el momento de su Muerte en la Cruz te ofreció como Madre de todos los hombres. Y, a Ti, Madre, recurrimos para pedirte que intercedas por nosotros.
Queremos responderle a tu Hijo como tú lo has hecho, con ese sí responsable y dispuesto a hacer su Voluntad del Padre. Y, para eso, pedimos tus consejos y tu asesoramiento y compañía, a fin de que nos instruyas en las virtudes de la humildad, de la sencillez, de la obediencia y, sobre todo, de la fe. Queremos unirnos a ti para que nos enseñes a pedir la fe. Esa fe que tú supiste sostener siempre firme a pesar de las dificultades y tropiezos que te salieron al paso.
Madre, a ti nos unimos y agarramos para que nos ayudes a sostenernos y a caminar hacia el encuentro con tu Hijo. Tú lo acompañaste, junto a tu esposo José, durante su infancia, y conocistes muchos de sus secretos e intenciones. Fuiste su educadora y su, con José, protectores de su vida y formación. Sabes de que forma pedirle consejos y su Gracia, para que seamos también fortalecidos para el camino.
Ayúdanos a decir contigo: «He aquí el esclavo del Señor; hágase en mí según tu palabra», para, mirándonos en ti podamos esforzarnos en seguir, tomados de tu Mano, el mismo camino perseverante y obediente que tú, Madre, has recorrido. Amén.
1 comentario:
Gracias, que ella interceda por nosotros, gracias.
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