De nada vale tener una intensa piedad si nuestra vida y, en consecuencia, nuestros actos no van en justa correspondencia con la verdad y la justicia. Dame, pues, Señor, el valor, la fortaleza y la sabiduría de vivir según tus enseñanzas. De llevar mi vida en correspondencia en tu Palabra y que lo que hable y diga mi boca, se corresponda con lo que sienta y viva mi corazón.
Sé, Señor, y se me hace difícil compaginar mi vida en y con tu Palabra. La misericordia con mis enemigos desborda todos mis buenos deseos. Salir de mi situación de confort y compartir es otra de las grandes dificultades que encuentro en mi seguimiento de tus pasos, Señor. Y, experimentándome débil y seducido por muchas apetencias, te pido, Señor, que me ayudes a salir de esa situación que, aunque al principio parece la panacea, luego se descubre como vacío, perdición y sin sentido.
Dame, Señor, la Gracia de no desesperar ni desfallecer. Y, sobre todo, la fe de creer en tu Palabra y superar las dificultades perseverando y avanzado en la fe. Aumenta mi fe, Señor. Amén.
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