Estamos inmerso en un mundo cambiante, una mundo donde tu Palabra, Señor, se arrincona, no se le escucha y se le persigue. Hay muchos lugares de este mundo donde tu Palabra y tus seguidores están en peligro y muchos hasta el extremo de dar sus vidas por defender la Buena Noticia que Tú, mi Señor, anunciaste.
Hoy sigue sucediendo lo mismo que sucedió en el tiempo de Juan el bautista, nadie escucha tu Palabra y hay una fuerte tendencia a expulsarte de los colegios y de la sociedad. Quieren recluirte, si no que desaparezca, en la sacristía. Todos quieren ignorarte y borrarte de la historia. Y, todos nosotros – creyentes y seguidores de tu Palabra – seguimos en pie y firmes gracias a la fuerza y asistencia del Espíritu Santo.
Hoy, ante esta dura travesía que se nos presenta, queremos, Señor, pedirte que nos des esa fortaleza y sabiduría para sostenernos firmes en tu Palabra. No desfallecer y arriar la bandera de la fe sabiéndote cerca de cada uno de nosotros y que nos defiende y sostiene firmes. Danos fortaleza, Señor, y aumenta nuestra fe para que podamos y sepamos con entereza, gozo y alegría proclamar tu Palabra a pesar de la tempestad y amenazas. Amén.
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