Señor, aunque no siempre lo reconocemos, te necesitamos, como la mujer cananea. Por eso te decimos: "Ten compasión de mí, Señor, Señor, socórreme".
A veces no te sentimos a nuestro lado, que nuestras palabras no llegan a tus oídos y tu corazón está cerrado a nuestro dolor.
Danos un corazón que no desconfíe, que sepa pedir y esperar tu ayuda. Conserva y auméntanos el don de la fe, para que sepamos que Tú estás, aunque no te sintamos. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.
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