Señor Jesús, cuantas veces hablo y actúo sacudido por la prisa, el enfado, la rabia, el miedo… condicionado por los apegos a unos y las manías hacia otros, movido por el deseo inconsciente de vencer y ser reconocido, provocado por la propaganda y la manipulación organizada… Así, es imposible conocer la verdad y descubrir la dirección a seguir; resulta complicado abrir caminos al entendimiento y la fraternidad, es fácil confundir la voluntad del Padre con mi deseo caprichosos.
Señor Jesús, enséñame a dedicar tiempo al silencio, aunque me dé pereza, para ser más consciente de mis motivaciones y condicionantes, para que, frente a Ti, caigan mis engaños e intereses egoístas, para buscar únicamente tu Reino de verdad, libertad, justicia y paz. Siempre como Tú y contigo. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.
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