Creo que vale más dar vida que retenerla, perderla para siempre antes que ganarla tan solo por un tiempo. Creo que vale más dar la vida del alma. Abrir tantas veces la herida del corazón y dejar que brote una vida nueva para otros, para muchos. Antes que morir en la carne merece la pena morir dando la vida en el espíritu. Porque cuesta más dar el alma que prestar la sangre. Porque el alma exige estar dispuesto a dar la vida por amor.
Tengo claro que mi vida no me pertenece, es de Dios. La sembró Él en mí un día. Me regalo sangre y huesos. Y un alma grande que a veces descuido. Y una fuerza interior que me asombra cada día. Y también me dio una misión que me supera. Y puso ante mí días que aún no conozco. Sembró en mí la ilusión y el deseo. El sueño y el amor infinito. El ánimo y la esperanza. Y me puso en medio del camino donde me encuentran los hombres. Y a veces me da miedo amar tanto que se me exija de repente tener que dar el alma. Devolver la vida. Amar hasta el extremo. Pero sé que vale más vivir para que otros vivan el regalo de sus vidas que vivir para mi propio sueño.
(sermonje.eu)
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