Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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viernes, 8 de enero de 2021

ALIMENTADOS CON TU CUERPO Y CON TU SANGRE


HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

 

Se habla mucho de régimen y dietas alimenticias para mantener la línea y cuidar la salud. Se suele decir que el secreto de la salud es comer poco y bien. Es decir, lo necesario y de forma equilibrada. La abundancia no coordinada y bien medida trae consecuencias perjudiciales a la larga. Simultáneamente, complementamos estas dietas con ejercicios físicos que nos ayudan a mantener nuestro cuerpo oxigenado y en forma.

Pero, ¿y nuestra alma, no necesitamos cuidarlas? Si algo realmente de nosotros - nuestro ser - necesita cuidados es nuestra alma. Es lo más importante y lo que no muere. Por tanto, cuidarla para que no sea contamine con el pecado, que es lo que la mata, es de vital importancia. No nos servirá de mucho cuidar nuestro cuerpo, que al final se destruirá con los años, si dejamos morir nuestra alma por el pecado.

Y esa es nuestra oración de hoy, Señor. Pedirte para que nunca en nuestra vida nos apartemos de ti y nos fortalezcamos con el Alimento verdadero. Ese Alimento de tu Cuerpo y Sangre que nos da la Vida Eterna. Pidamos, pues, la Gracia de perseverar en la comunión del Pan Eucarístico. Amén.

sábado, 15 de febrero de 2020

UN CORAZÓN COMPASIVO

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Descubrir que eres amado te ayuda, no sólo a dejarte amar, sino a amar tú también. Corresponder al amor recibido es responder a ese deseo fuerte de felicidad que todos tenemos guardado en lo más profundo de nuestros corazones.

Porque, amar es la única fuente de felicidad que el hombre puede encontrar. No te satisface plenamente el pan, sin que, más allá del alimento exista un deseo espiritual que clama desde lo más profundo del corazón del hombre.

Amar es el alimento más pleno que inunda de gozo y alegría tu corazón. Es el alimento que sólo encontrarás en la Eucaristía, verdadera acción de Gracia por amor, y que se te da gratuitamente en la Persona de Xto. Jesús bajo las especies de pan y vino como alimento espíritual que fortalece tu vida, le da pleno sentido y le inunda de amor y paz.

Danos, Señor, ese alimento espiritual de tu Cuerpo y tu Sangre para que fortalecidos en Él podamos vivir en la esperanza de alcanzar tu Misericordia y tu Amor por los siglos de los siglos. Amén.

viernes, 10 de mayo de 2019

DAME, SEÑOR, DE ESE PAN QUE ME LLEVA A LA VIDA ETERNA

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 



No es cuestión de preguntarse sobre si podemos o no podemos llegar a parecernos a Jesús. Es más cuestión de creer en su Palabra y obedecerle. Porque, es precisamente Él quien nos lo ha dicho: En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores que éstas hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.… - Jn 14, 12-13 -.

Por lo tanto, es Palabra de Dios, y sólo nos queda ponernos manos a la obra. Otra cosa son nuestras dudas, nuestras limitaciones y nuestros pecados, que nos impiden creer y esforzarnos en esa misión. Como podemos advertir, la fe es imprescindible. Y su estancia entre nosotros está relacionado con eso, porque se ha quedado en el Sagrario y en cada Eucaristía realiza el milagro de entregarse por nosotros y ofrecerse bajo las especies de pan y vino para servirnos de alimento espiritual y confortarnos para realizar esa misión a la que nos ha llamado.

Él es el Pan Eucarístico que se nos da como alimento espiritual para que asimilemos su estilo de vida y su manera de pensar así como sus sentimientos. Y eso se va realizando en la medida que permanecemos unido con Él. Pero, conscientes de nuestras dificultades, te pedimos, Señor, que nos inundes de tu Gracia, de tu Fortaleza, de tu Espíritu y nos transformes según tu estilo de vida y tu forma de pensar y ver a los hombres.

Porque, queremos ser como Tú, y pensar como Tú, y ver a cada hombre y mujer como Tú los ves, y no bajo las apariencias con la que se nos presenta. Para poder llegar al fondo de sus corazones y amarlos como Tú, Señor, los amas. Misión que se nos antoja dificilísima e imposible, y menos si no estamos injertados en Ti y en plena y estrecha unión contigo.

Por eso, Señor, te pedimos que nos des de ese Pan de Vida Eterna que Tú nos ofreces cada día en cada Eucaristía y que perseveremos en acercarnos y celebrar esa comida que es comida de Vida Eterna. Amén.

martes, 7 de mayo de 2019

DAME, SEÑOR DE ESE PAN

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En este mundo todo lo que puedo encontrar es perecedero. El alimento, digamos inmaterial de mi espíritu se desvanece como el humo. Mis ambiciones, vanidades, ideales, motivaciones, objetivos, glorias y honores se corroen y oxidan con el tiempo hasta llegar a desaparecer. Todo aquí abajo perece. Por eso, buscar las cosas de este mundo no tiene sentido. Sin embargo, son las cosas de arriba, sobre todo el Alimento que perdura lo que debe ocupar el centro y la búsqueda de nuestra vida.

Y ese alimento está en el Señor Jesús. Él nos dice hoy: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed». Ese es el Pan que debemos buscar, un Pan que sacia plenamente y nos quita el hambre y la sed. Y, conscientes que estoy amenazado y esclavizado por el mundo, demonio y carne, te suplico, Señor, que me liberes de esas esclavitudes y me sostengas alimentado por tu Espíritu.

Dame, Señor, de ese Pan que me alimenta mi espíritu y me fortalece ante las amenazas que recibo de este mundo. Mis apetencias y mi naturaleza se ven asediadas y seducidas por las tentaciones de este mundo, que, aun siendo perecedero, me seducen y me atraen. Mi naturaleza humana, herida y tocada por el pecado está sometida a las influencias y seducciones del demonio y, sin tu Gracia, Señor, me siento débil para poder resistirme y luchar contra ellas.

Por eso, quiero, Señor, estar y permanecer en tu presencia y alimentarme de ese Pan de Vida que Tú me ofreces con tu Cuerpo y tu Sangre. Fortalece mi voluntad y mi perseverancia para no perderte nunca de vista y para que seas Tú, mi Señor, la primera y única opción fundamental de mi vida. A Ti, Señor, me confío y entrego mi vida, a pesar de las debilidades de mis concupiscencias y mis pecados, en la confianza de que Tú me transformes, me limpies y, con tu Infinita Misericordia, me perdones. Amén.

lunes, 6 de mayo de 2019

DAME SABIDURÍA, SEÑOR, PARA BUSCAR EL ALIMENTO QUE PERDURA

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Lo importante en la vida, eso siempre lo he tenido claro, es buscar el verdadero Tesoro. Porque, hay muchos tesoros que, al rasparlos superficialmente descubre que están hecho de herrumbre y material corrosivo. Luego, descubierto esto sabes que su valor es aparente y no de gran importancia. Así, descubres que en la vida hay muchas cosas cuyo valor es aparente. Las apariencias engañan, y no sólo con el valor de las cosas, sino también en las mismas personas.

Por eso, Señor, te pido que me des la sabiduría de saber discernir lo bueno de lo malo; lo real y verdadero de lo falso y aparente. La vida tiene muchas cosas que nos entran por los ojos, pero luego observamos y experimentamos que su valor es engañoso. Nada que perece tiene un gran valor. Quizás, puede ser que su esplendor y hermosura sea un espejismo que, tan pronto como nos deslumbra desaparece. Esas cosas ocurren en la vida misma. Tratamos de conservar la salud y gastamos, quizás, más esfuerzos y tiempo conservando algo que está destinado a morir. 

Porque, nuestra vida terrenal tiene que pasar por la muerte. Tiene que destruirse para luego resucitar con un cuerpo glorioso como nos ha mostrado nuestro Señor Jesús. Por eso, hoy nos dice que busquemos el alimento que perdura, no el de aquí abajo que se corrompe y desaparece. Estamos llamados a una Vida Eterna, y esa Vida Eterna no nos la da las cosas de este mundo, sino sólo la fe en el Señor y viviendo en y según su Palabra.

Por lo tanto, busquemos al Señor motivados por el alimento espiritual, que es el que nos da la Vida Eterna. Y eso lo hacemos tratando de vivir en su presencia por medio de la oración y los sacramentos y perseverando en la comunidad. Pidámoslo con confianza y con perseverancia. Recordemos lo que nos ha dicho el Señor:  Pedir y recibiréis; buscar y hallaréis; tocar y se les abrirá. Y eso, Señor, siguiendo tus mandatos y Palabra hacemos. Amén.

domingo, 5 de agosto de 2018

¿DÓNDE ESTÁ NUESTRA FORTALEZA?

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Es curioso, pero basta una simple mirada para darnos cuenta de donde busca el mundo su fortaleza y poder físico. Las avenidas y lugares propios para pasear y correr se llenan a diarios, más los fines de semanas, por personas que hacen ejercicios. Todos quieren fortalecer sus músculos y vigorizar sus cuerpos. La salud es una de las prioridades del ser humano y la cuidan fortaleciéndola con el ejercicio. Y también con las dietas alimentarias.

Pero, la realidad es otra. Aunque todo eso no perjudica, al contrario, ayuda a fortalecer y cuidar nuestros cuerpos y a ello estamos obligados, no es la respuesta adecuada, porque, también sabemos que toda la materia se corrompe y se pudre. Nuestros cuerpos tendrán sus horas contadas, y si hay algo cierto es la hora de nuestra muerte donde nuestro cuerpo se corrompe. Por lo tanto, surge una pregunta, ¿qué estamos con tanto empeño y dedicación cuidar? ¿Algo que va, irremediablemente, a desaparecer?

No digo que no se cuide. Al contrario, debe cuidarse, pero no con tanto empeño o dedicación. Porque, lo que nos interesa es lo que va a quedar. ¿Y qué va a quedar? La respuesta la tenemos en el Evangelio de hoy: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello».

Eso es lo que hoy, Señor, queremos pedirte. Queremos ese alimento, ese alimento que nos satisface plenamente y nos da la Vida Eterna. Y queremos buscarlo siguiendo tus pasos, escuchando tu Palabra y tratándola, en el Espíritu Santo, de vivirla y hacerla vida en nuestra vida. Amén.

viernes, 20 de abril de 2018

EL ALIMENTO QUE DA LA VIDA

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.

Es posible que comamos a diario o con mucha frecuencia el Cuerpo y bebamos la Sangre de Cristo bajo las especies de pan y vino en las celebraciones Eucarísticas. Y, quizás, no experimentamos esa presencia, esa fuerza y Gracia con la que el Señor no fortalece. Todo lleva su tiempo, y también necesita fe. La fe en creer que esa comida Eucarística nos transformará. Son Palabras del mismo Jesús: "Quién come mi Cuerpo y bebe mi Sangre vivirá eternamente".

Necesitamos creer y pedir que nuestra fe crezca y aumente hasta el punto de darnos cuenta que el Señor está dentro de nosotros y nos hace partícipe de su Gloria. Nos da su propia Vida y nos hace un nuevo Cristo como Él. San Pablo lo expresa muy bien cuando dice: “Ya no vivo yo, pues es Cristo el que vive en mí". (Gál. 2, 20). 

Es Jesús quien vive en mí y el que me va transformando casi sin darme cuenta. De repente me voy dando cuenta como hago muchas cosas que me sentía incapaz de hacer; de repente experimento que no soy yo quien hablo muchas veces, sino que el Espíritu de Dios pone las palabras en mi boca; de repente tomo conciencia que alguien mueve mis dedos y escribe por mí. Y es que Cristo vive dentro de mí y es Él quien mueve mi vida, a pesar de mi torpeza, de mi incredulidad y mis pecados.

Gracias, Señor, por tomar conciencia de tu presencia y de tener el privilegio de poder comer cada día en la Eucaristía. Gracias, Señor, por permitirme tocarte y repartirte entre los demás. Me siento indigno de hacerlo y, en algunos momentos siento vergüenza y temor, pues siendo un pecador, ¿cómo me atrevo a tocarte y repartirte? Dame, Señor, la luz para asumir tal responsabilidad y para aceptar mi pobreza y pequeñez. Dame, Señor, la paz y la paciencia para, abandonado en tus Manos, dejarme modelar por tu Amor y por tus caricias de Padre bueno y misericordioso.

Aumenta, Espíritu Santo, nuestra fe y darnos perseverancia en sostenernos cada día en busca de ese alimento espiritual, que es tu Cuerpo y tu Sangre, para, alimentados en Él, alcanzar la Vida Eterna que nos has prometido. Amén.

lunes, 19 de junio de 2017

HABLANDO CON LA VERDAD

El que la hace la paga. Ese aforismo, limitando sus efectos con la ley del "ojo por ojo y diente por diente", llamada la ley del talión, fue un adelanto muy importante en un momento de la humanidad, pues limitaba la venganza en proporción al daño recibido. Pero, dejaba siempre la puerta abierta a continuar el odio y la lucha. La venganza, aunque sea proporcional, no deja de ser venganza y suscitar odio, rencor y lucha.

Sólo el amor, que Jesús propone, es el arma necesaria para convertir el odio y la venganza en acto de reconciliación, de justicia y de paz. Es eso, Padre del Cielo, por los méritos de tu Hijo predilecto y amado, nuestro Señor Jesús, lo que queremos pedirte este hermoso día, después de celebrar ayer, las solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre con el que nos ha bendecido y fortalecido.

Te damos gracia, Señor Padre nuestro, porque nos has dado en tu Hijo Jesús y nuestro Señor, el alimento espiritual que nos sostiene, nos fortalece, nos llena de paz y valentía para darnos en amor y paz. Y nunca corresponder a los improperios y actos violentos con los que somos atacados y provocados. 

Aprovechamos, Señor, para, uniéndonos todos con una misma oración, pedirte por nuestros hermanos perseguidos en Pakistán y otros lugares. Por muchas familias que, por su fe, son atacados, divididos y amenazados de muerte. Te pedimos, Padre del Cielo, que, por los méritos de tu Hijo Jesús, les llenes de fortaleza, valentía y paciencia para soportar con entereza y alegría todos esos momentos difíciles que la vida les presenta, y que puedan superarlos. 

También, Padre Bueno, te pedimos que se logre la paz y la fraternidad, para que, auxiliados por el Espíritu Santo, encuentren el camino que les devuelva al Camino, a la Verdad y a la Vida. Amén.

sábado, 11 de febrero de 2017

ALIMENTA MI ESPÍRITU

Este mundo no ofrece sino alimentos caducos. No conoce el alimento eterno. Queremos arreglar nuestra vida y tratamos de comer de forma saludable y hacer ejercicios. Nos sacrificamos para conseguir estar saludables. ¿Olvidamos que, por mucho que hagamos, no podremos prolongar nuestra vida ni siquiera un segundo? Estamos llamados a terminar el camino de este mundo, con nuestra muerte, para iniciar el verdadero y eterno.

Y, para eso, no nos vale ni la comida saludable ni el ejercicio físico. Eso no quiere decir que no sea bueno y aconsejable hacerlo, pero siempre sabiendo que es simplemente un medio y una obligación alargar nuestra vida terrenal y, también, cuidarla, pero nada más. La vida se termina y lo verdaderamente importante es cuidar y salvar la eterna. Y esa no depende de la comida saludable ni del adecuado ejercicio.

Por eso, el mejor y único alimento es tu Cuerpo, Señor. Ese Pan que Tú nos has ofrecido como alimento espiritual de tu Cuerpo y tu Sangre. Ese alimento, bajo las especies de pan y vino, que Tú, transformado, te nos das para configurarnos contigo y fortalecernos en tu amor. Ese es el único y verdadero alimento que nos da Vida Eterna. Vida Eterna en plenitud.

Y eso es lo que venimos a pedirte hoy, agarrados a tu Madre, la Santísima Virgen. Ese alimento espiritual que nos fortalece y nos vigoriza en el camino de nuestra propia vida para llegar a Ti. Porque, llenados de él, fortaleceremos nuestro espíritu para derramarlo también en los demás.

Gracias, Señor, por ese amor que nos has dado entregando tu Vida para salvar la nuestra y darle eternidad. Porque de eso es de lo que se trata, de amar. Pues, no importa lo que hagamos, sino sólo el amor. Porque quien ama hace y hará sus obras en verdad y justicia.

Al final, Señor, no vas a mirar nuestros cumplimientos, nuestras obras y sacrificios. Ni siquiera nuestros actos de piedad, entrega y desprendimientos. Sólo importa y mirarás la medida de nuestro amor y misericordia. Y eso es lo que te pedimos, Señor. Llénanos de tu Amor. Amén.

domingo, 29 de mayo de 2016

GRACIAS, SEÑOR, PORQUE SÉ QUE TE PREOCUPAS TAMBIÉN POR EL PAN MATERIAL



No puede ser de otra manera. Si el Señor se nos da como verdadero Alimento espiritual para nuestra alma, también, por lógica deducción, se preocupará para darnos el alimento corporal que necesitamos para vivir. Es nuestro Padre, y un verdadero Padre se preocupa de todo.

Además, Jesús, el Hijo, enviado para enseñarnos como nos ama el Padre, nos lo ha repetido infinidades de veces. La parábola del Hijo pródigo es un hermosa historia con la que Jesús nos describe como nos ama el Padre. Y el Evangelio de hoy, (Lc 9,11b-17), es una evidencia más de mostrarnos el amor de nuestro Padre Dios. Porque, Él, enviado por el Padre, nos los viene a revelar y descubrir.

Por eso, Padre Bueno, desde este rincón de oración, reunidos y unidos, todos queremos expresarte en una misma voz nuestra súplica de pedirte el alimento verdadero, que nos da la fuerza y la sabiduría para tratar de ser perfecto como Tú, Padre celestial, eres perfecto (Mt. 5,48). Sabemos que también necesitamos el alimento corporal, y sabemos que Tú te preocupas por ello. 

Y, Tú, también, sabes mejor que nosotros lo que verdaderamente necesitamos, porque quizás la abundancia nos pierde y nos hace soberbios. Mira el mundo como está, Padre, y la cantidad de niños explotados y sometidos a la esclavitud del trabajo, robándoles el tiempo de su niñez y juventud. Mira, Padre, las guerras por el poder y las riquezas, que matan y dejan a mucha gente sin hogar y sin patria. Cuántos refugiados despojados de todos buscan un refugio de paz y de amor. 

Mira, Padre, cuántos niños condenados a morir en el vientre de sus madres por ambiciones egoístas que los desechan como si de basura se tratara. Un mundo, Padre, que Tú nos has dado para administrarlo para bien de todos y en función del hombre en verdad y justicia. ¿Y qué hemos hecho y estamos haciendo? Hoy queremos, Padre, pedirte para que nos dé la sabiduría y la luz para, entre todos, porque tenemos que ser todos, ir transformando este mundo, regalo tuyo, según tu Voluntad. Gracias Padre.

lunes, 11 de abril de 2016

ALIMENTA MI VIDA Y MI CORAZÓN, SEÑOR, EN PAZ, SABIDURÍA Y FORTALEZA PARA BUSCAR TU REINO.




En el cambio o trueque de cosas en nuestra vida, a veces hemos salido ganado y otras, quizás, no tanto, pero al final todo queda en nada porque las cosas de aquí abajo son caducas y no valen sino para un tiempo concreto. Muchas veces, a la hora de elegir nos equivocamos y nos cuesta aceptar reconocerlo. Pero de una u otra forma, la vida es un tiempo de elecciones y decisiones con las que hay que vivir.

El problema es que todas ellas no sirven para mucho, porque no nos garantizan tampoco mucho. Entonces, lo verdaderamente importante será guardar y elegir aquellas cosas que realmente sean verdaderos tesoros y que nos sirvan para la Vida que nos espera tras el paso de la muerte.

Un creyente en Jesús de Nazaret espera la otra Vida. La muerte significa un paso de este mundo al otro, que es el verdadero y eterno. Por lo tanto, lo importante es guardar y conseguir aquellas cosas que nos den ese pasaporte a la Vida Eterna. Y hoy, Jesús, en el Evangelio nos dice: Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello.

Está bastante claro. Hay que buscar el alimento que permanece para la Vida Eterna. Y ese alimento sólo lo podemos encontrar en Jesús de Nazaret,  porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello.  Luego, donde hay que buscar es en Jesús de Nazaret, y eso significa conocerlo y permanecer a su lado. Porque sólo así podemos recibir esa Gracia que nos llene de paz, sabiduría y fortaleza.

«La obra de Dios es que creáis en quien Él ha enviado». Se trata de pedirle al Señor ese Alimento espiritual que nos fortifique, nos dé sabiduría y fortaleza para vivir en su Palabra y, creyendo en Él, confiarnos a hacer su Voluntad en la tierra como en el Cielo. Amén.