Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 26 de junio de 2015

MI ALEGRÍA NO ES PROPORCIONAL A MI FE

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




No significa que estar alegre es derramar permanentemente sonrisas o dar saltos que expresen tu alegría. Significa que tu presencia irradia serenidad, equilibrio, gozo y paz. Y eso se nota. De la misma forma que cuando alguien tiene un malestar, un simple dolor de cabeza, lo expresa en su rostro.

Tener fe y confianza en el Señor origina gozo y alegría. Ese gozo y alegría a la que nos referíamos antes. Se nota, y si no es así es porque algo no concuerda. O no hay fe o falta la confianza en el Señor. Con el Señor siempre habrá pesca, y siempre la barca estará a salvo. Eso no significa que pueda haber una tormenta que nos asuste, o que hayan unos días de poca pesca. Nuestra fe y confianza estriba en que el Señor sabrá a qué obedece esa tormenta o mala pesca.

También hemos experimentado eso en nuestras propias casas. Algunas veces nuestros padres nos han privado de algún dulce o privilegios. Y nos han invitado a padecer ciertos sacrificios o esfuerzos que no pueden venir bien. Siempre hemos sabido que lo hacen por nuestro bien. ¿Cómo no lo va a hacer también el Señor, nuestro Padre? Él, que es la plenitud de la Bondad, Misericordia y Amor.

Pidamos al Señor con toda confianza, como hizo el leproso, que nos cure y limpie de nuestras lepras. De la lepra de la ambición; de la lepra de la vanidad y la envidia; de la lepra del poder y la riqueza; de la lepra del egoísmo y las apetencias; de la lepra del desamor, la suficiencia e ignorancia. De la lepra del odio que nos impide amar. Amar sobre todo a los enemigos.

Y pidámoslo abriendo nuestros corazones, dejándonos invadir por la fuerza del Espíritu Santo, para que guiados por Él seamos instrumentos que, limpiados del pecado de nuestras lepras, seamos fuentes puras de limpieza, por su Gracia, para otros que andan ciegos y contaminados. Amén.

jueves, 25 de junio de 2015

SENTIR EL AGUIJÓN DEL SACRIFICIO



Todo lo que supone amor esconde sacrificio. No hay amor fácil ni cómodo. En el amor experimentas gozo, pero el gozo de dar y darte por ayudar y aliviar el sufrimiento de otros. Porque el gozo de darte a ti mismo se llama egoísmo. Es bueno que lo que quieras para ti mismo lo desees y quieras también para los otros.

El amor no consiste en una piedad sensible, afectiva, con olor a rosas y canciones. Sí, es parte de eso, pero contiene también, y en grandes dosis, una piedad sacrificada, una piedad de renuncias, de entrega, de obras que dan sentido a la piedad de palabras y sentimientos sensibles y afectivos. Ambas complementan y definen el verdadero amor. El amor con el que nos amó y nos ama Jesús, y el que nos enseñó, con su Vida, a que también lo viviéramos nosotros.

Somos conscientes de la gran dificultad que nos supone amar en ese estilo. Nosotros criaturas imperfectas, apegadas, limitadas y egoístas estamos marcados por el fracaso y el pecado. Nunca podremos vencernos y ser capaces de morir a nosotros mismos. Necesitamos la Gracia del Señor sin la cuál no podemos hacer nada, y necesitamos pedírsela consciente de que nos la dará porque nos quiere y ha entregado a su propio Hijo para salvarnos. ¿Cómo no nos la va a dar?

Pero necesita nuestra colaboración, nuestra perseverancia, nuestro compromiso, nuestro esfuerzo, nuestra lucha, nuestra entrega y nuestra total disposición, apertura  y obediencia a su Gracia. Toma nuestra libertad, Señor, y danos esas cualidades para abrirnos a la acción del Espíritu Santo. Amén.

miércoles, 24 de junio de 2015

PREOCUPADOS POR LA EVANGELIZACIÓN



Hay una frase de san Pablo que dice: ¡Ay de mí si no evangelizara! Porque eso significaría que tampoco has vivido según la Palabra de Dios. Se supone que si vives en Cristo, evangelizas, y si no lo haces es porque te has dedicado a vivir en ti mismo. 

El creyente comprometido se preocupa de responder a su compromiso de Bautismo y se cuestiona si con su vida y palabra proclama ese compromiso. Hoy, el testimonio de Juan el Bautista nos compromete y nos apremia a hacer nosotros lo mismo. Cada cual en la medida de sus posibilidades y según sus circunstancias y la misión que el Espíritu le asigna. Porque todos tenemos una misión que cumplir, ya sea en la familia, en el trabajo, en la misión apostólica, como religioso, seglar, casado, soltero, sacerdote...etc.

Lo verdaderamente importante es que nos descubramos como hijos de Dios y hermanos de los hombres y nos esforcemos en vivir desde y en la verdad según la Palabra de Dios. Todos estamos de acuerdo que si los pueblos tomaran como constitución los diez Mandamientos de la Ley de Dios y los cumplieran, la vida sería diferente y los problemas desaparecerían.

Pidamos eso, que los pueblos descubran que la mejor propuesta es la que nos propone el Señor, la Ley de Dios, que es muy sencilla de comprender, de explicar y de proclamar: "Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como Jesús, nuestro Señor, nos ha enseñado a amar con su ejemplo y vida".

martes, 23 de junio de 2015

A VECES EL CAMINO APRIETA, PERO EL GOZO AUMENTA



Es verdad, nadie puede negar que la tarea es ardua, pero tampoco, si lo pensamos bien, podemos librarnos de las fatigas y sacrificios. El salmo 89 lo expresa muy bien:  "Aunque uno viva setenta años, y el más robusto hasta ochenta, la mayor parte son fatiga inútil, porque pasan aprisa y vuelan".

Por muchos que busquemos y nos afanemos los malos momentos llegarán inevitablemente. Así que, es de buen gusto e inteligente elegir el camino que, a pesar de las fatigas y los trabajos, la esperanza del gozo y de la plenitud está como meta. Y no porque lo hayamos descubierto alguno de nosotros, ni nadie más relevante, sino porque es Palabra de Dios. Palabra que nos ha prometido Jesús, su Hijo Único y Verdadero. Dios y Hombre.

Su Palabra tiene verdadero cumplimiento porque siempre se ha cumplido, hasta en su Resurrección. No hay ni puede haber mayor garantía. El Señor nos ha prometido la plenitud eterna a todos los que creamos en Él y seamos capaces de, injertados en Él, no solos, atrevernos y esforzarnos en pasar por la puerta estrecha. Luego, ¿a qué esperas? No hay mayor seguridad. ¡Lo ha dicho el Señor! El Señor dueño de la Vida y de la Muerte.

Él nos invita a abrirnos a su Gracia y a no malgastarla. A cuidarla y a darla en la misma medida que nos gustaría que a nosotros nos la diesen: "Abriéndonos al Amor de nuestro Padre Dios". Y reservarla de aquellos que la maldicen y la rechazan. Él nos invita a elegir y pasar por la puerta estrecha, la puerta que nos exige renuncias, sacrificios, exigirnos y amarnos. Buscarnos el bien los unos a los otros. Él sabe de las dificultades que nos encontramos en el camino, y nos da el valor, la capacidad, la fuerza y todo lo necesario para que podamos atravesarla.

Pidamos al Padre en el Espíritu Santo que seamos capaces de encontrar ese camino que da a la Vida, y pongamos todo lo de nuestra parte en la confianza que el Padre nos ve y nos dará su Mano para poder atravesarla. Amén.

lunes, 22 de junio de 2015

ENSÉÑAME SEÑOR A DESCUBRIR MIS VIGAS



Lo verdaderamente importante es verte primero ante de juzgar. Es lo mismo que contar hasta diez antes de emitir un juicio o realizar cualquier acción. La reflexión es de vital importancia, pero más a la hora de emitir un juicio se hace necesario verte a ti mismo. Porque en la medida que te veas, reflexionarás sobre los demás. De modo que, si has experimentado las dificultades, las tentaciones y errores que otros han cometido, tú también comprenderás a los demás y tus juicios serán más justos y misericordiosos.

Creo que es lo que el Señor nos quiere decir hoy en el Evangelio. Mirémonos primero nuestras vigas en nuestros propios ojos,  antes de emitir un juicio sobre las motas en los ojos de los otros. Eso hará que nuestros juicios sean más justos y benignos, en lugar de acusadores y condenatorios. No se trata, pues, de callar ante las actuaciones de los demás, sino de reflexionar ante ellas de forma reflexiva, en verdad y justicia desde lo más profundo de nuestro corazón.

Y, sabiendo la dificultad de hacerla por las limitaciones de nuestra humanidad pecadora, te pedimos Padre del Cielo que nos conceda un corazón sabio, paciente y comprensivo para saber entender, comprender y juzgar con buena intención los actos de nuestros hermanos en la fe. Dispuestos a corregir con buena intención y con un corazón limpio, sus desviaciones o errores desde el amor y la humildad. Y alumbrados desde tu Palabra, Señor, centro, referencia y modelo de todo el ser, sentir y obrar de nuestras vidas.

Danos Señor la sabiduría y la caridad de saber corregir y quitar con fraterno amor las motas de los ojos de nuestros hermanos en la fe, limpiando previamente antes las vigas de los nuestros. Porque sólo así podremos ser lámparas que alumbren a los otros, sí, previamente, nos dejamos alumbrar por la Luz que nos viene de Ti, Señor Dios nuestro.

domingo, 21 de junio de 2015

AUMENTA SEÑOR MI CONFIANZA



Son los momentos difíciles los que nos ponen a prueba. Una frase bien conocida y que descubre nuestra verdadera intención es aquella que se refiere al bolsillo. Y es que cuando nos tocan el bolsillo salen a relucir nuestras verdaderas intenciones. De igual forma, sólo nos acordamos de Dios sino cuando la tempestad nos avisa.

Decimos que tenemos confianza, pero nunca podremos probarla hasta que nos pongan a prueba. Y eso ocurre en esos momentos difíciles que todos pasamos algunas veces en nuestra vida. Por eso, Señor, te pido hoy que me aumentes la confianza en Ti. Que nos aumente la confianza en Ti, Señor. Porque queremos creer pero nos traicionan nuestras debilidades humanas.

No entendemos muchas cosas que suceden y que nos hacen dudar. Nos preguntamos por qué dejas que ocurran tantas injusticias y muertes de inocentes. Sabemos que Tú mismo las has padecido hasta sufrir una muerte de Cruz, y sentimos miedos por tantas amenazas y sufrimientos que el camino nos presenta. Muchas veces lo comprendemos, pero otras nos asalta la duda y la desesperanza. Por eso nuestro ruego hoy es la petición de que nos aumente la confianza en tu presencia y tu protección.

Queremos sentir esas palabras que dirigiste a tus discípulos ese día de la tempestad. Queremos sentir tu presencia, porque sintiéndote y experimentándole nos sentimos bien, a gusto y con esperanza. Aunque no podamos evitar el sufrimiento de padecer como te ocurrió a Ti. Porque esa es la prueba de nuestra fe y de nuestra confianza. ¿Cómo podemos demostrarte nuestra confianza y fe si no padecemos las pruebas que dejan y descubren verdaderamente nuestra fe y confianza? Sólo así lo podemos testimoniar y contagiar.

El amor se prueba en los momentos de dificultad y dureza. Y eso es lo que Tú esperas de nosotros. Así lo hiciste con los discípulos provocando que te despertaran asustados. Pensaron que se iban a hundir sin que Tú lo impidieras. 

Señor, danos la fortaleza y la confianza de creer en tu Palabra y confiar en tu Amor. Amén.

sábado, 20 de junio de 2015

EL APEGO QUE CON TU GRACIA QUIERO VENCER



No es ningún secreto, ni tampoco ningún descubrimiento que estamos tocados y heridos por el pecado egoísta de amontonar riquezas y poder. Relacionamos felicidad con mando y poder y  nos convencemos que lo conseguiremos consiguiendo riquezas.

Riquezas materiales e intelectuales ávidas de poder y en las que centramos nuestras vidas ,esforzándonos en amontonar ese tipo de tesoros. Sin embargo, Jesús nos presenta y propone otros planes. Nos invita a pensar de otra manera y a no poner el poder y riqueza como centro de nuestra vida. Él nos ha dado lo necesario para abastecernos de lo que necesitamos, y a no agobiarnos  por tantas cosas que nos sobran y que corresponden a las necesidades de otros.

Señor, danos un corazón humilde, generoso, equitativo y obediente para cumplir tus planes y proyectos. Transforma nuestro corazón egoísta en un corazón abierto a la caridad y al compartir con los más pobres y necesitados. 

Somos conscientes de nuestras limitaciones y pecados, y, sin tu Gracia, Señor, no podremos suavizar nuestro egoísta y endurecido corazón. Por lo tanto, nos ponemos en tus Manos para, liberados por tu Gracia, de las cadenas y esclavitudes de este mundo, purificar nuestros corazones y construir un mundo más solidario y justo donde las riquezas sirvan para repartirse como un bien y beneficio en y para todos. Amén.