Te doy gracias por San Pedro y por todas las personas que son piedra en la que se apoya nuestra vida y nuestra fe. Te doy gracias por San Pablo y por todas las personas que comparten la alegría y la novedad de la fe cristiana.
Te doy gracias porque cambiaste el corazón de Pedro. Gracias a tu perdón, Pedro lloró sus pecados se hizo más humilde y se dejó guiar por ti.
Gracias a tu cercanía, Pablo se cayó del caballo de sus prejuicios y descubrió que tu grandeza se muestra en nuestra debilidad. También a mí me has cambiado, Señor. Gracias. Que sepa acercarme cada día a Ti, para que puedas acabar la obra que has comenzado en mí y sepa contagiar la alegría de sentirme amado por Ti. Amén.
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