Señor Jesús, como a María, enséñame a sentarme a tus pies para escuchar tu palabra. Dame aquella auténtica sabiduría que busca tu voluntad mediante la plegaria y la meditación, a través del contacto directo contigo, más que por razonamientos mentales o por la lectura de muchos libros.
Concédeme la gracia de distinguir tu voz de la de los extraños; concédeme la gracia de dejarme guiar por ella y de buscarla ante todo como una realidad superior a mí mismo.
Respóndeme mediante la conciencia cuando te adoro y confío en tu grandeza, que llega mucho más allá de lo que yo puedo entender. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.
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