Comienza el día alabando y glorificando al Dios dador de todo don. Haz silencio. Hazte consciente de la respiración y de la vida que Dios te regala en cada instante. Respirar es vivir. Agradece la vida, cántala. Recuerda que tienes compañía dentro de ti.
Recógete para vivir dentro de la presencia de Dios. Ejercítate en ella durante este día. Nada se aprende sin un poco de trabajo. Dios está en cada persona, descubrirlo es la tarea de cada uno, ayudar a que otros lo descubran es una hermosa misión para el mundo de hoy. El lenguaje que Dios oye, y el lenguaje que mejor oyen los que te rodean, es el callado amor, el servicio gratuito, la alegría, la bondad de corazón.
Reza confiado: Gracias, Señor, por tu infinita humildad. Cuánto deseo aprender de ti. Quiero ir por la vida dejando una estela de tu luz, sin hacer ruido. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario