No es ningún secreto, ni tampoco ningún descubrimiento que estamos tocados y heridos por el pecado egoísta de amontonar riquezas y poder. Relacionamos felicidad con mando y poder y nos convencemos que lo conseguiremos consiguiendo riquezas.
Riquezas materiales e intelectuales ávidas de poder y en las que centramos nuestras vidas ,esforzándonos en amontonar ese tipo de tesoros. Sin embargo, Jesús nos presenta y propone otros planes. Nos invita a pensar de otra manera y a no poner el poder y riqueza como centro de nuestra vida. Él nos ha dado lo necesario para abastecernos de lo que necesitamos, y a no agobiarnos por tantas cosas que nos sobran y que corresponden a las necesidades de otros.
Señor, danos un corazón humilde, generoso, equitativo y obediente para cumplir tus planes y proyectos. Transforma nuestro corazón egoísta en un corazón abierto a la caridad y al compartir con los más pobres y necesitados.
Somos conscientes de nuestras limitaciones y pecados, y, sin tu Gracia, Señor, no podremos suavizar nuestro egoísta y endurecido corazón. Por lo tanto, nos ponemos en tus Manos para, liberados por tu Gracia, de las cadenas y esclavitudes de este mundo, purificar nuestros corazones y construir un mundo más solidario y justo donde las riquezas sirvan para repartirse como un bien y beneficio en y para todos. Amén.
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