Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 4 de agosto de 2016

TÚ, MI SEÑOR, ERES EL HIJO DE DIOS VIVO



A pesar de mi humanidad limitada y pecadora, yo, Señor, sé que Tú eres el Hijo de Dios Vivo, porque tu Palabra es salvadora y satisface mi búsqueda de salvación. Tú, mi Señor, tienes Palabra de Vida Eterna y creo que Tú eres el único que puedes dar luz a mi vida y llenarme de fe en Ti por tu Amor y Misericordia.

Porque yo, Señor, soy un pobre pecador lleno de dudas, limitaciones y debilidades. Esclavizado y sometido por el pecado a las pasiones de mi pobre humanidad. Y quiero ser libre, liberado de ese sometimiento al que me instiga el pecado. Y sólo en Ti, Señor, encuentro esa esperanza de salvación y liberación a la que aspiro. Porque todas mis esperanzas en este mundo, Señor, son caducas, vacías y huecas. No tienen sentido y me incitan al precipicio y a la muerte.

Dame, Señor, la paz de saberme salvado por tu Amor y Misericordia, y aumenta mi fe. Hazme dócil a tu Iglesia, y también a aceptar la cruz de mi camino hacia Ti. Porque tu camino termina en Cruz, y como Tú, Señor, tengo que compartirla contigo. Amén.

miércoles, 3 de agosto de 2016

CONFIADOS EN NUESTRA SALVACIÓN




No son quimeras, ni ilusiones, ni tampoco cantos de sirenas. Jesús, el Hijo de Dios Vivo ha venido a salvarnos. Son palabras que Él mismo ha proclamado y nos las ha dicho (Lc 19, 10). Y si eso es así, podemos decir a boca llena que ¡¡estamos salvados!! La fe, como ocurrió con la mujer cananea nos salva.

Eso no significa que podamos cruzarnos de brazo, ni tampoco que simplemente lo que tengamos que hacer es esperar. Se trata, como la mujer cananea del Evangelio de hoy, de buscar y seguir a Jesús, e insistir ante las dificultades que la vida nos pone para encontrarlo y llegar a Él. Lo que si sabemos por su propia Palabra es que seremos escuchados y salvados, porque el Señor ha venido para eso (Mt 18, 12).

Por eso podemos alegrarnos de sabernos salvados. El Señor nos perdona e infinita es su Misericordia. Eso sí, tratemos de seguirle, de tocarle, de vivir en su Palabra y, por su Gracia y Misericordia, llegaremos a recibir la salvación. Por eso, hoy vamos a pedirte, con más fuerza que nunca, Señor que nos des la fe. Una fe fuerte, valiente, dispuesta a luchar contra las barreras y dificultades que se interponga entre Tú y nosotros. Una fe cananea decimos hoy.

Porque confiamos y estamos seguro de tu Palabra. Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna, y lo que Tú dices, se cumple. Por lo tanto, entendemos ahora la gran Noticia, que enviaste a tus discípulos a proclamar: ¡¡Ha llegado el tiempo y la hora de nuestra Salvación!! ¡¡El Reino de Dios está entre nosotros!! Porque, Tú, Señor, eres el único y verdadero Reino de Dios.

Danos Señor el don de la fe y has que, lleno nuestro corazón de ella, pongámonos en camino para buscarte y seguirte por todos los rincones de este mundo donde quieras que Tú, mi Señor, vayas. Y que ante las dificultades y pruebas que la vida nos ponga, no cesemos de seguir y de confiar en Ti. En tus Manos, Señor, pongo toda mi vida y mi confianza. Amén.

martes, 2 de agosto de 2016

EN EL MAR DE TEMPESTADES DE NUESTRA VIDA



Escenas como las narradas hoy en el Evangelio no nos son extrañas, porque el mar de nuestra vida está cargado de vientos y tempestades. Quizás lo extraño es que cuando nos sentimos hundirnos tengamos la fe de saber que el Señor está a nuestro lado y nos salva. Porque nos olvidamos de que el Señor está con nosotros y se ha quedado para salvarnos.

Pedro lo tuvo claro, y obedeciendo al Señor, tuvo también momentos de dudas y de miedo, pero recurrió confiado y esperanzado a su auxilio y salvación. Y nosotros debemos también aclararnos. Estamos salvados, porque el Señor ha pagado nuestro rescate con su Muerte de Cruz y su Resurrección, para Gloria de Dios, y para que nosotros también seamos resucitados en Él.

Este año de la Misericordia de Dios, proclamado por el Papa, nos descubre que Dios, siempre y cuando creamos en Él, nos salva. Más claro que en la parábola del hijo pródigo (Lc 15, 11-32) no se puede decir. Pero eso, es decir, nuestra salvación, no significa que nos quedemos con los brazos cruzados, porque todo el mal que hagamos o el bien que dejemos de hacer, lo pagaremos hasta el último céntimos. Tendremos que purificarnos de todos nuestros pecados y omisiones, posiblemente, en el Purgatorio, para llegar al Cielo limpios y purificados.

Y eso significa que cuanto más bien hagamos, es decir, vivamos en la Voluntad del Señor, nuestra salvación será más rápida, por decirlo de alguna manera, y más directa. Es verdad que no sabemos lo que el Señor nos tiene reservado, pero nuestro sentido común nos ilusiona y nos mueve a la esperanza de sentirnos más gozosos en la medida que más cumplimos su Voluntad.

Por eso, Señor, hoy te pedimos que, como Pedro, nos tienda tu Mano salvadora y nos emerja de las profundidades de este mar de nuestra vida, donde la oscuridad, las tempestades, los vientos y todos los peligros tratan de ponernos en peligro y apartarnos de tu presencia. ¡¡Salvanos Señor!!

lunes, 1 de agosto de 2016

NO ESTAMOS SOLOS



Muchas veces nos preguntamos como hemos podido llegar a conseguir esto o lo otro. Es bueno mirar para atrás, no para recordar y lamentarnos, sino para ver los pasos que hemos avanzados y lo que hemos ido logrando. Mirar para atrás para ver que crecemos y no permanecemos parados. Porque en el día a día no nos damos cuenta de nuestros pasos y podemos caer en la tentación de desanimarnos y de creer que es imposible avanzar.

Hemos multiplicado muchos pasos en nuestras vidas y hemos avanzado mucho. Es verdad que también hemos tropezado y retrocedido en algunos momentos, pero hay más avance que retroceso. Y es que yendo con el Señor no podemos retroceder. Siempre avanzamos, aunque muchas veces no lo advirtamos. Por eso, nuestra actitud tiene que ser positiva y superar las difícultades, porque no estamos solos, sino que el Señor está con nosotros para ayudarnos a superarlas.

Posiblemente hay situaciones que no son para nosotros, pues el Señor sabe lo que somos y podemos, y lo que está señalado para nuestra capacidad y vocación. Tenemos unos talentos y en base a ello podemos hacer y solucionar muchos problemas y situaciones. Con la multiplicación de panes y peces, Jesús nos dice que no podemos quedarnos con los brazos cruzados. Algo tendremos que hacer menos mandarlos para sus casas, y lo que falte lo pondrá el Señor.

Y esa es nuestra experiencia con y en muchas situaciones de nuestra vida. Hay momentos que no nos imaginamos que las cosas hayan salido como han salido. Ni tampoco que muchos estemos haciendo lo que realmente hacemos. Jamás podía imaginar que yo estuviese escribiendo y mis humildes escritos y reflexiones ayudaran a muchos de ustedes. Menos aún escribir algún libro. Y menos dar catequesis y recibir la gratitud de algunas personas. Realmente, así lo he dicho muchas veces, no es obra mía, es la acción del Espíritu de Dios en mí. Y en la media que mi vida transcurre, más patente se va haciendo esta experiencia y realidad.

Por todo ello, doy gracias a Dios y pongo mi vida a su disposición con todas las fuerzas que en este momento soy capaz. Y le pido que me aumente esa capacidad y las fuerzas de darme al máximo. Cada día un poco más; cada día un poco más perfecto como el Padre del Cielo es Perfecto (Mt 5, 46-48). Amén.

domingo, 31 de julio de 2016

EXPERIMENTANDO NUESTRA MISERIA



Podemos darnos cuenta, y, de hecho, nos damos, que somos unos pobres y míseros pecadores. Porque sabiendo que muchas cosas nos perjudican seguimos haciéndolas. Ejemplo, el beber desmesuradamente, el fumar, por poco que sea, y muchas cosas más que sabemos nos perjudican. 

El problema es que creemos que somos libres, y nos auto engañamos. Porque ser libre no es perjudicarnos, sino hacer todo lo que es bueno para nosotros y para todos. Y cuando actuamos pensando que lo que hacemos es bueno, nos equivocamos. Eso descubre nuestra miseria y pobreza porque, aun sabiéndolo, continuamos haciéndolo. Por lo tanto, la conclusión es que somos esclavos y estamos sometidos a todas esas apetencias e intereses que, pensamos, nos hacen la vida más agradable y gozosa.

Y eso nos debería ayudar a reflexionar para darnos cuenta de nuestra miseria y pobreza e intenta buscar salidas si las hay. En el Evangelio de hoy, Jesús nos las descubre y nos da una salida. Lo verdaderamente importante es buscar enriquecernos según la Voluntad de Dios. Es obvio que una persona sensata y de buen gusto intente aclararse en su vida y buscar y buscar donde realmente esta la salida a esta miseria que, por mucho que tengas, es nuestra vida.

Porque de otra manera la vida no tiene sentido. Dicho esto, yo opto por buscar a Jesús, y pedirle que me ayude a encontrarme con Él. Que me dé la sabiduría y la fe para experimentar su Amor y su Palabra y que, vivida, experimente el gozo y la paz que anhelo y busque. Una paz que no se acabe sino que perdure y aumente cada día más.

Ven Espíritu Santo y lléname de tu Amor y Luz, para que dé respuesta a esa aspiración que palpita dentro de mi corazón, tal es encontrar la plena felicidad eterna, porque no me vale la que dura sólo un momento, y esa es la de este mundo, que no termina por llenarme y, en la medida que me abastezco, más hueco y vacío me experimento. En Ti, Señor confío y espero. Dame el valor y la fortaleza para abrirme con paciencia y confianza a tu acción. Amén.

sábado, 30 de julio de 2016

VERDAD Y LIBERTAD



No se puede ser libre si no se vive en la Verdad. Porque ser libre supone hacer el bien, y para hacer el bien hay que vivir en libertad. Quien no es libre no actúa en verdad, porque esa presión a la que es sometido le induce a falsear o disimular la verdad. El ejemplo de Herodes deja al descubierto la esclavitud de la pasión a la que es sometido, y como actúa, incluso contra su voluntad, por miedo, al experimentarse atado y sometido a la esclavitud pasional.

Del mismo modo estamos sometidos, por el pecado, a miedos, vicios y apegos que nos esclavizan y nos privan de ser libres y elegir en justicia y verdad. Necesitamos la fuerza del Espíritu Santo para superarlos, y eso nos exige abrirnos a su acción y a dejarnos guiar según su Voluntad.

Por eso, Señor, te pedimos nos llenes del Espíritu Santo y nos infundas la fuerza de tu Amor para poder salir victorioso de la lucha a muerte contra el poder del mal, el Maligno, que nos tienta con mentiras y apariencias que tratan de seducirnos y llevarnos al camino de la perdición.

Danos, Señor, sabiduría y capacidad de discernimiento, para saber elegir el camino a seguir en cada instante de nuestra vida y el valor y fortaleza para poner tu Verdad por delante incluso de nuestra vida. Amén.

viernes, 29 de julio de 2016

LA VIDA, NUESTRA MAYOR PREOCUPACIÓN

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




Nos gustaría creer en la Resurrección y en todas las que hizo Jesús, sobre todo en su propia Resurrección. Nos gustaría creer, pero muchos hombres se resisten porque eso les obligaría a cambiar de vida y  no hacer su voluntad sino la Voluntad de Dios. Ese es el problema, que no han descubierto el verdadero y único Tesoro que es Jesús, el Mesías enviado, y creen encontrarlo en el mundo.

O, dicho de otra forma, no creen que Jesús les resucite y prefieren vivir las posibilidades que les da este mundo, aunque sean pocas y caducas. Se vuelven ciegos y venden su Tesoro de Vida Eterna por un plato de lentejas que se volverá ácido y se estropeará. Así de cruda es la realidad.

No aceptan la puerta estrecha que les propone el camino de la Verdad y de la Vida Eterna, y se sienten encantados con la puerta ancha de la mentira, el placer y las tentaciones de éxito, fama, poder y riqueza que este mundo aparente y engañoso les ofrece. Y por muchos milagros que Jesús haga delante de ellos no los verán ni los aceptaran.

Sin lugar a duda, la Vida es nuestro mayor don y valor. A ella nos agarramos hasta la última gota de nuestras fuerzas. ¡¡Queremos vivir!! Esa es nuestra meta y todos nuestros esfuerzos van dirigidos a alcanzar la vida. Vida Eterna si fuera posible, pero que, resignados, no creemos que podamos lograr. Esa es nuestra duda y tribulación. Quizás nos falte fe. Todo lo contrario que Marte y María. Ellas se lamentaban de que Jesús no estuviese allí en ese momento.

Marta creyó en todo momento en Jesús, y, por supuesto, Jesús no le falló. Porque el Señor no se cansa de querernos y de perdonarnos. Podemos cansarnos nosotros, pero nunca Él. Pidámosle que nos dé fuerza y sabiduría para nunca fallarle nosotros y, como Marta y María, tengamos claro que Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida, y nos resucitará cuando regrese para llevarnos con Él al gozo Eterno junto a su Padre. Amén.