Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 17 de septiembre de 2021

¡AY DE MÍ SI NO EVANGELIZARA!

 

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

 

En la carta de Pablo a los corintios - 1 Co 9,16-19.22-23 -  que te invito a que leas, aparece esta expresión: ¡Ay de mí si no evangelizara! Y es que, si has llegado a encontrarte con Jesús, su Palabra llena tu corazón hasta el punto que se derrama en tu vida, y se nota. Eso es precisamente evangelizar. No se trata de grandes discursos ni de ser un pozo de sabiduría. Se trata de dejar que el Espíritu Santo, que, precisamente has recibido en tu bautismo, entre en tu corazón y te diga lo que tienes que hacer.

Por eso, Espíritu Santo, llamamos tu presencia para que, instalado en mi pobre corazón, me ilumines y pongas las palabras que realmente debo decir. Palabras que vayan en correspondencia y coherencia con mi vida. Sintoniza, Espíritu de Dios, mis obras con mis palabras, para que mi humilde siembra, por tu Gracia, dé los frutos esperados.

No perdamos la paciencia ni la perseverancia. Hay muchas formas de transparentar la presencia de Dios en nosotros, y, es eso precisamente evangelizar, transparentar la presencia de Dios a los demás. Revístenos, Señor, de tu Gracia para que todos nuestros actos y palabras sean fiel reflejos de tu presencia y adviertan a los demás de tu Infinito Amor y Eterna Misericordia. Amén.

jueves, 16 de septiembre de 2021

TU AMOR, SEÑOR, ME INVITA A PERDONAR

 

Señor, estoy vivo por tu Infinita Misericordia. Y tengo esperanza por tu Infinita Misericordia. He recibido de ti la vida y todo lo que con ella me ha sido regalado. Señor, yo quiero poner en tus Manos todo lo que he recibido para ponerlo al servicio del amor. Y, para eso, necesito amar. Un amor que, obviamente perdona, pues, sin perdón será difícil entender el amor.

Por tanto, Señor, necesito perdonar y eso me descubre que tengo que despojarme de todo aquello que me estorba: egoísmos, avaricia, odio, venganza, arrogancia, poder, riqueza...etc. Todo lo que levanta una barrera en mi corazón impidiéndome perdonar y, por tanto amar.

Porque, yo sé, Señor, que Tu perdonas todas mis faltas, mis debilidades, mis pecados. ¿Cómo puedo yo presentarme delante de Ti sin perdonar a mis hermanos? ¿Acaso pienso que sin perdón, Tú, luego, me perdonas? Lo dices muy bien en el Evangelio, el perdón va unido al amor. Por eso, Señor, te pido y suplico que llenes mi corazón de verdadero amor para que mi perdón sea también mucho y pueda también recibir mucho perdón por todas mis faltas y pecados. Amén.

miércoles, 15 de septiembre de 2021

DAME LAS FUERZAS, SEÑOR, PARA CARGAR MI CRUZ SOBRE MIS HOMBROS

 

Es obvio que mi cruz pesa, pero si es la que me toca, seguro, Señor, que, contigo, tendré las fuerzas necesarias para soportarla y llevarlas sobre mis hombros. Sé que, a lo largo del camino su peso puede ser insoportable, pero, también sé que, contigo, Señor, la carga se hace liguera y más suave. Por eso, te ruego, mi Señor, que me acompañes en mi camino de cruz, porque, yo quiero cargarla contando contigo.

Experimento que mis fuerzas fallan, se desgastan y siento deseos de abandonar la lucha. Mis hombros se desgastan y quedan maltrechos. Pero, ¡Señor, a Ti te pasó lo mismo! ¡Y no protestaste, no te rebelaste ni salió de tu boca ninguna queja!  ¿Por qué, Señor, no soy capaz de mirarte y tomar fuerzas y ejemplo de Ti?

Tú, Señor, lo lograste y venciste a la muerte, ¡Resucitaste! ¿Por qué me fe se desvanece y se debilita? ¿Acaso no creo en Ti? Dame, Señor, esa fuerza que necesito y aumenta mi fe para cargar sobre mis hombros esa cruz que me pertenece soportar. Y, sobre todo, aceptarla y añadirla a tu Cruz para que, por tu Gracia, sea fuente de purificación para todos nuestros pecados.

Gracias, Señor, porque, a pesar del dolor, que Tú me alivias, experimento que mi carga - aunque su peso permanezca - se hace más llevadera y ligera. Encuentro, aún con el dolor, sentido a mi vida y a mis sufrimientos, porque, Tú, mi Señor, has venido a aliviarnos, a salvarnos y a darnos las fuerzas para vencerlos permaneciendo a tu lado en gozo de plenitud eterna. Y, gracias también por tu Madre, que me la das como Madre y, junto a ella encuentro cobijo, fuerza, testimonio y ánimo para permanecer fiel a la Cruz donde está nuestra salvación. Amén.

martes, 14 de septiembre de 2021

DAME, SEÑOR, FUERZA Y VOLUNTAD PARA CARGAR CON MI CRUZ

 

No es nada fácil cargar con la cruz que nos toca vivir. La cruz de nuestro tiempo; la cruz de nuestra familia; la cruz de nuestras circunstancias y la cruz de nuestras apetencias y egoísmos. Cada época, cada momento tiene su cruz y, según el nuestro, nos tocará una cruz diferente. Es evidente que en estos momentos vivimos una cruz común, la del Covid19 y, sin embargo, con unas circunstancias muy diferentes en cada lugar.

Es claro y notorio que el pueblo de Israel, según las épocas, vivió diferentes camino de cruz: la esclavitud en Egipto,  el desierto, la deportación, Se...etc. Y, también es cierto que, cada uno durante la trayectoria de su vida tienen diferentes momentos de cruz y dolor: una muerte, una enfermedad, una desilusión...etc. Pero, esas diferentes cruces que aparecen en el camino de nuestras vidas tienen un denominador común: aceptarlas, cargarlas sobre nuestros hombros y, mirando a la Cruz de la Crucifixión creer en el Crucificado y en la Resurrección.

Dame, Señor, fuerza y voluntad para cargar con mi cruz. Una cruz que, escondida en cada momento e instante de mi vida se me atraganta, me endurece mi corazón y me cuesta aceptarla y acomodarla sobre mis hombros para llevarla junto a Ti. Una cruz que muchas veces se me presenta en los problemas y asuntos familiares; una cruz que, otras veces, se manifiesta en la acedia del abandono, del deseo de dejarlo todo, del desfallecimiento. Hay muchas cruces que, sin darnos cuenta, nos amenazan y nos oprimen para que bajemos nuestra mirada y nos quedemos en las comodidades y seducciones de este mundo.

No permitas, Señor, que seamos vencidos por nuestras propias pasiones, por nuestras concupiscencias y por nuestros egoísmos. Te pedimos la Gracia de perseverar en esos momentos de tedio, de acedia, de desfallecimiento y de sostenernos siempre firmes en la fe. La fe en esa Cruz, donde Tú has dado tu Vida y con la que has ganado para nosotros la Misericordia de nuestro Padre Dios. Amén.

lunes, 13 de septiembre de 2021

¡SEÑOR, AUMENTA NUESTRA FE!

 

No me cansaré de pedirte y suplicarte, Señor, que aumentes mi fe. Porque, de mí fe dependerá que yo te siga, te obedezca y crea en tu Palabra. Porque, de mi fe dependerá que yo persevere, me sostenga ante las tempestades y continúe por tu Camino. No el mío, sino el Tuyo. 

Dame, Señor, esa fe como la de aquel Centurión que fue capaz de creer en tu Palabra y que, para que se realizará, la distancia no sería ningún impedimento. Dame fe, Señor, para que, aún, estando lejos de Ti pueda creer que estás cerca; para que, no viéndote, pueda sentirte y saber que caminas conmigo. Dame fe, Señor, para que tenga esa esperanza de saber que Tú me cuidas, me proteges y me señalas el camino que lleva a tu Casa y en la que me tienes preparada una morada.

Sí, Señor, quiero tener esa fe humilde, pobre, inocente como la de los niños sin madres, sin padres, indefensos y perdidos que claman a un Padre Dios bueno que los proteja y les de todo eso a lo que tienen derecho y el mundo les niega. Sí, Padre, en Ti quiero creer y, sabiéndome débil, pequeño e indefenso, te pido que me conserves la inocencia de seguirte y creer, como Padre que eres, que solo Tú me llevas a esa Casa donde me espera un Amor Infinito y Misericordioso para toda la eternidad. Amén.

domingo, 12 de septiembre de 2021

¡SEÑOR!, YO, COMO PEDRO, TAMBIÉN ME CONFUNDO

 

También a mí me cuesta entenderte, Señor, y aceptar este mal que permites en este mundo en el que ahora vivimos. Me cuesta aceptar a los que queman tus iglesias, cometen sacrilegios, matan a los niños en el seno de sus madres, destruyen el santo matrimonio y la familia y muchas barbaridades más. ¿Cómo es posible que Tú, Señor, permitas esto? ¿Es esa la cruz de la  que hablabas y la que tenemos que cargar?

Hoy, Señor, como también hicieron Pedro y demás apóstoles, queremos seguirte, aunque muchas cosas se nos atraganten y no entendamos. Aunque, incluso, tengamos que perdonar, precisamente a esos que nos amenazan y nos destruyen. Confiamos en Ti, Señor, en tu Palabra y en tu Misericordia Infinita. Danos paz, fortaleza y sabiduría para soportar todas esas dudas, confusiones, sacrificios y dificultades que este mundo nos presenta.

Creemos en Ti, Señor y queremos seguir tu Camino, tu Verdad y tu Vida. ¿A quién vamos a acudir? Este mundo no nos da lo que realmente buscamos, esa felicidad eterna. El mundo te ofrece una felicidad irreal y aparente que, de la misma manera que se presenta, se desvanece. Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna y, a pesar de la cruz que cargamos sobre nuestro hombros, creemos en tu Misericordia y que, por tu Amor, esa carga será ligera y la podamos soportar. En Ti, Señor, ponemos todas nuestras esperanzas y a Ti nos confiamos. Amén.

sábado, 11 de septiembre de 2021

CULTIVA MI CORAZÓN, SEÑOR, PARA QUE DÉ FRUTOS BUENOS

 

Necesitamos estar en el Señor para que nuestro corazón, por su Gracia, sea un huerto donde los frutos que se cultiven sean frutos de amor. Reconocemos y sabemos que nuestra árbol - corazón - para seguir con el símil evangélico, es un árbol enfermo, contaminado por la mala tierra - pecado - y, en consecuencia inclinado a que su cosecha se mala, dé frutos malos.

Y nada podemos hacer si no contamos con el Labrador que nos pode, nos abone y nos riegue con el agua de la Gracia para que nuestra tierra, bien abonada, haga que las raíces de nuestro árbol - corazón - se hundan en la tierra y mueran para que den buenos frutos.

Por lo tanto, pidamos al Señor que convierta nuestra tierra en tierra buena y bien abonada. Pidamos, también, que nuestra fe y nuestras obras, consecuencia de nuestra fe, estén sedimentadas y apoyadas en Cristo, el Señor. Porque, Él, es la Roca que nos da fortaleza, nos sustenta y nos fija, por la fe, a resistir todas esas embestidas con las que el mundo trata de seducirnos y enfermarnos.

Pidamos al Señor que transforme nuestro corazón y que nos convierta en tierra buena, tierra de bondad que da buenos frutos. Y, también, que nos apoyemos en Xto. Jesús, Roca firme que sostiene nuestra fe contra todas las tempestades y tormentas que azotan nuestras raíces cristiana atacando y amenazando nuestra fe. Amén.