En muchos momentos y circunstancias de nuestras vidas experimentamos que nuestras palabras hablan en verdad y justicia, pero nuestras obras no dicen lo mismo. La palabra promete, pero no ejecuta y queda vacía y sin contenido. Esa incoherencia nos sitúa en la mediocridad y empobrece nuestra vida, porque la llena de medias verdades y de injusticia. Contamina el ambiente y lo enturbia en lugar de purificarlo. El mundo necesita aire fresco y puro que lo oxigene y le dé renovada vida. Y eso es lo que hoy queremos pedirte, Señor, desde este humilde rincón de oración.
Espíritu Santo, purificanos y oxigena nuestro corazón de ese aire lleno de verdad y de palabra que no sólo permanezca en nuestros labios, sino que trascienda a nuestras vidas y contagie ese ambiente de aire enrarecido que asfixia a este mundo y a los hombres que a él se agarran. Danos esa sabiduría y fortaleza para discernir el bien y la verdad desde el auxilio y la asistencia del Espíritu Santo y desde nuestra total disponibilidad a abrirnos a su acción.
Ilumina, Señor, nuestros pasos y motivanos para no perderte de vista en nuestro camino y tenerte siempre como norte y modelo de nuestra vida, y en el centro de nuestro corazón como principal y prioritario objetivo, seguir tus pasos y tu camino. Que Tú, Señor, estés presente en todos los acontecimientos de mi vida, incluso en aquellos que experimento respeto humano, miedo y hasta vergüenza.
Dame, Señor, la firmeza de voluntad de fe para, lleno de valor, ser coherente de palabra y vida para seguir tus pasos fielmente. Amén.
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