El sentido común nos dice que la vida debe servir, no sólo para vivirla, sino para en su vivencia ganar algo grande que realmente valga la pena. Diríamos que la vida es y se tiene que aprovechar. Esa es la intención de todos y eso es lo que da sentido a nuestra vida. Pero, tanto tu vida como la mía se pierden sin sentido cuando exiges desde ti y juzgando desde ti sin mirarte y ver primero tus propios defectos antes que los del otro.
Es lo que significamos cuando decimos: ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo? Y es lo que ocurre con mucha frecuencia en nuestras relaciones hoy. Si miramos para nuestro interior observamos que lo que nos atrevemos a juzgar lo hemos experimentado y realizado también nosotros, pero, cómo somos nosotros, tratamos de justificarnos. Y encima queremos confesarnos nosotros solos con Dios, para terminar justificándonos también.
Realmente, la viga que tenemos en nuestros ojos es grande, pero nuestra soberbia, vanidad, y egoísmo nos ciegan y sólo vemos las pequeñas briznas en el ojo del vecino. Es momento de pensar un poco con verdadera humildad y pedir al Señor que nos dé luz y sabiduría para descubrirnos pecadores e incapacitados para juzgar. Sólo el nuestro Padre Dios, juez Supremo podrá juzgarnos porque llega y conoce la profundidad de nuestros corazones. Amén.
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