Nuestro objetivo es alcanzar la unidad, pues nos hemos bautizado bajo una misma fe y un mismo Espíritu. ¿Por qué, luego, los cristianos se han separado? Diferencias que en el fondo están marcadas por el deseo de rebeldía, de poder, de desobedecer y de muchas cosas más. Nos ocurre a nosotros incluso en estos momentos dentro de nuestra propia parroquia o grupo. Siempre nos cuesta estar unidos.
Y es que la unidad nos exige despojarnos de todos nuestros pecados y diferencias. En el fondo sabemos que sólo en Dios podemos estar unidos, y sin Él, nuestros caminos se bifurcan y separan. Pidamos esa unidad y que nuestros corazones no se miren en la humanidad sino en el Espíritu de Dios, porque es Él quien realmente nos une. No exijamos el mismo Dios que, quizás nosotros fabricamos o pensamos, para otros, sino dejemos que el Dios Amor nos llegue a todos y nos una a todos.
En ese Dios Amor, no mi dios imaginado por mí, cabemos todos, porque todos somos sus hijos, y el Hijo, el predilecto y amado por el Padre, nos lo ha revelado en el silencio de la Cruz dando su vida por cada uno de nosotros y borrándonos el dios que cada uno se forma, para dejar el único y verdadero Dios que nos ama y nos espera.
Unidos en el Espíritu de Dios, a través de este medio virtual, digamos todos: Por la unidad de todos los creyentes en Cristo, para que pronto llegue el día en que las iglesias y comunidades eclesiales seamos uno como l oquiere el Señor - C. EPISCOPAL -
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