No debemos perder este pensamiento y esta promesa en nuestra mente. Son Palabras de Jesús y sus Palabras tiene verdadero cumplimiento. Ha vencido la muerte y ha Resucitado. Jesús vive y nos hace esta promesa: «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Su Palabra se cumple siempre. Lo hizo con el buen ladrón, Lc 23, 40-43, y también lo hará con cada uno de nosotros. Esa es nuestra esperanza y nuestra alegría.
Pero Jesús sigue hablando y nos dice más: Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. ¿Se puede decir más? Nos lleva con Él y comparte su Gloria con nosotros. ¿No es eso una locura de amor? ¡Dios mío, dame la paciencia y la sabiduría de saber entender y esperar en tu Palabra!
¿Pero como esperar y qué hacer? También en esto, el Señor, nos da pistas y nos señala el camino: Y adonde yo voy sabéis el camino». Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.
¡¡¡Oh, Señor, danos la fortaleza, la sabiduría y la paz de poder seguirte sin titubeos ni vacilaciones!!! Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida y siguiéndote encontraremos, junto a Ti, esa mansión que nos preparas llena de amor y ternura para vivir en plenitud de gozo eternamente. Gracias, Dios mío. Amén.