No quiero quedarme afuera mirando, porque, sé que me voy a desconsolar. Tú, Señor, eres el Patrón de mi barca. Al menos yo libremente y voluntariamente quiero darte ese título y cargo en mi propia barca. Quiero que entres en mi vida y navegues en ella por los mares de este mundo, en muchos momentos bravío y peligroso. Dame, Señor, .la paciencia, la firmeza y la osadía de apartar de mi corazón las seducciones que este mundo me presenta para embarcarme contigo en mi propia barca.
Porque, si Tú, Señor, eres el Patrón de mi barca, mi corazón va más tranquilo y confiado en tu Palabra, en tu rumbo y en tus orientaciones. Es verdad que tendré que poner de mi parte todo lo que he recibido de antemano de tu bondad y misericordia infinita, pero, yendo a tu lado, Señor, venceré todas las dificultades que se interpongan en mi vida y quieran separarme de Ti.
Sé que no soy merecedor de nada. Y, como Pedro, me confieso pecador e indigno de Ti. Te pido perdón y que, por tu Infinita Misericordia, me acojas en tu Amor Misericordioso, permitiéndome navegar en mi pobre y humilde barca junto a Ti. Pienso y me anima la esperanza de que mi pesca, junto a Ti, Señor, también sea abundante por tu Gracia. Amén.