Posiblemente mi acción caritativa esté con los que están en mis círculos, con mi familia, amigos, mi pueblo...etc. Sería contradictorio y tocaría el disparate pensar en los que están lejos y no ver los que están a nuestro lado. Es como querer a Dios, que no ves, y desprecias a los hombres que si ves y pasan a tu lado.
La utopía es que si todos actuáramos como sentimos debemos actuar no habría lugares con necesidades. Al menos las básicas estarían cubiertas. Porque el hombre tiene necesidad de Dios y de pan. Necesidad de Dios porque en Él todo sería de otra forma. Su mandato de amarnos como Él nos ama, bastaría para que los problemas del mundo tuviesen pronta solución.
Y, al mismo tiempo, todos los hombres tendrían el pan necesario para vivir dignamente. De cualquier forma, como eso no es así, necesitamos, en la medida que hemos recibido de Dios, compartir y solidarizarnos con todos. De forma más íntima y cercana con los que viven junto a nosotros, y en la medida de nuestras posibilidades con los más lejanos y carentes de todo.
Danos Señor la Gracia de que estas actitudes y pensamientos no queden sólo en palabras sino que bajen a nuestras vidas y se materialicen en el acontecer de cada día. Libéranos de nuestros apegos, esclavitudes e inclinaciones carnales que tienden a apartarnos e instalarnos en una vida cómoda y desencarnada del amor. Amén.