Señor, cura mi mirada apresurada y superficial y ayúdame a contemplar con serenidad y a descubrir la profundidad de lo que acontece. Transforma mi mirada pesimista y ayúdame a ver signos de bondad y esperanza en mi vida, en mi comunidad, en el mundo. Te pido Señor que no dejes que mire por encima del hombro y ayúdame a ver desde abajo, al lado de los más pequeños. Ensancha mi mirada, tantas veces interesada, y ayúdame a ver el sufrimiento de los hermanos y mis posibilidades de ayudar. Purifica mi mirada y ayúdame a mirarme y a mirar con misericordia cuando me equivoco, cuando alguien no hace lo que debe.
Señor, dame una mirada creyente, para descubrirte en mí, en la vida de los que me ayudan y me necesitan, en los acontecimientos más grandes y sencillos, más alegres y más duros de la vida. Ayúdame a mirarme, a mirar al Padre, a las personas y al mundo, con el mismo amor con que tú miras a todo y a todos. Amén.