Sí, María, eres llena de Gracia, pero, ¿y si no respondes con ese Sí decidido y entregado a la propuesta que te hizo en ángel Gabriel enviado por el Señor? ¿Qué hubiese sucedido? ¿Cómo se hubiese realizado el Plan que Dios tenía pensado con tu concurrso? Indudablemente que su respuesta tuvo mucho de su propia voluntad, fe y obediencia como puede tener la tuya, la mía y la de todos. La Gracia de Dios vino inmediatamente supongo a su respuesta afirmativa, aunque para Dios no hay secretos.
Fue llena de Gracia porque el seno donde tendría que nacer el Hijo de Dios no podía estar corrupto ni manchado. Es casi de sentido común pensarlo así. La Madre de Dios tenía que ser una Madre inmaculada como más tarde se proclamaría. Una Madre sin macha, elegida para llevar en su vientre al Hijo de Dios. Una Madre impoluta para dar a luz a un Hijo impoluto.
¿Cómo me enseña tu respuesta, María, a la propuesta de Dios? Y, desde esa perspectiva y contexto, yo también me pregunto, ¿qué quiere Dios de mí? ¿Acaso me ha propuesto su plan sobre mi vida y no le he respondido todavía? O, quizás peor, ¿no le he hecho caso? Hoy, Madre mía, te pido que me ayudes y con tu enseñanza decidida, pronta, obediente y disponible, me ayudes a responder también yo a la llamada que el Señor Dios me pide. Enséñame a ser humilde, obediente, decidido y confiado en nuestro Padre Dios. Dame esa humildad y fe en dejarme guiar y fortalecer por el Espíritu Santo sabiendo en cada momento que Dios está presente siempre en mi vida. Intercede por todos nosotros Madre.