Dejado ya el descanso de la noche, despierto en la alegría de tu amor, concédeme tu luz que me ilumine como ilumina el sol.
No sé lo que será del nuevo día que entre luces y sombras viviré, pero sé que, si tú vienes conmigo, no fallará mi fe.
Tal vez me esperen horas de desierto amargas y sedientas, mas yo sé que, si vienes conmigo de camino, jamás yo tendré sed. Amén.