Con mucha frecuencia no encontramos las palabras precisas y necesarias para proclamar y transmitir tu Mensaje. Pero, lo verdaderamente importante, no es tanto la palabra que el ejemplo y testimonio. Solo, cuando la palabra alumbra con el ejemplo y testimonio, la Buena Noticia se hace vida y llega al corazón. Es verdad que siempre hay razones para presentar y anunciar tu Amor, Señor, pero, endurecido el corazón humano se resiste a escuchar tu Palabra.
Por todo ello y reconociendo las propias dificultades que nacen desde nuestros propios corazones, te pedimos, Señor, que nos des la valentía y la astucia para saber hablar de Ti y responder a todas las preguntas que quieran ocultar y esconder la Buena Noticia que tu Palabra, Señor, nos trae. Una Palabra de Amor y Misericordia.
Danos la fuerza para presentarnos llenos de buenas intenciones y no escondernos en nuestras seguridades e intereses que buscan disfrazar la verdad de falsedad y mentira. Haz, Señor, que nuestras preguntas no finjas intereses escondidos en apariencias, sino que sean transparentes, sinceros y nazcan desde un corazón limpio, puro y abierto a recibir la verdad. Amén.