Te doy gracias, Señor, de todo corazón, porque eres bueno porque tu misericordia es infinita.
Has puesto tu mirada en mí, Dios de amor. ¡Que puedo decirte si Tú me conoces del todo! Me he quedado mudo ante tu presencia porque soy poca cosa y, sin embargo, me amas.
Al más infiel de tus siervos muestras tu mirada de amor y le dices: ¡Levántate! ¡Sígueme!
Y yo, escuché tu voz y confié en ti. Señor confío en ti, porque tú eres amor, justicia y misericordia infinita. Amén.