No quiero levantar mi ramo de olivo con la euforia de quien te recibe jubilosamente y uno días después te vuelvo la espalda. Lo levanto, sí, Señor, pero con la humildad y el miedo de saberme incapaz de seguirte y aclamarte sin tu Gracia. Quiero más, seguirte humildemente e intentar cada día vivir tus Palabras y tu Verdad. Y suplico tu Gracia para poder hacerlo.
Quiero levantar mi ramo de olivo como señal de que quiero y estoy dispuesto a seguir tus pasos, pero, al mismo tiempo, quiero proclamar mis esclavitudes, miserias y pecados que me impiden seguirte al ritmo que me gustaría y Tú me pides. Por eso, levanto mi ramo de olivo para suplicarte perdón y pedirte sabiduría, voluntad y fuerzas para no desfallecer y permanecer fiel y firme los pasos de tu camino hacia la Cruz.
Quiero levantar mi ramo de olivo para decirte que estoy contigo Señor, pero, al mismo tiempo, que siento miedo y temor por las consecuencias que se derivan de mantener mi ramo olivo erguido y firme. Sé de las persecuciones y dificultades a los que te siguen, y sé también de mis fuerzas y limitaciones. Dame la valentía y la audacia de no desviarme y el coraje de perseveran en el camino que tus pasos me van marcando.
Quiero levantar mi ramo de olivo para proclamar que Tú, Señor, eres el Hijo de Dios Vivo.