Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

miércoles, 28 de septiembre de 2016

¡SEÑOR, TÚ MI PRIMERA OPCIÓN!



Sé, Señor, que mis fuerzas me fallan, y mi condición humana me traiciona a cada momento. El camino, la subida se hace cuesta arriba y penosa. Me quedo a mitad del camino y me asaltan muchas tentaciones que me invitan a abandonar, a instalarme en la comodidad y placeres. Saber que Tú me invitas a seguirte y a subir contigo a Jerusalén no me seduce, porque me da pereza y, según me dices, no tienes donde reclinar tu cabeza. 

Siempre estás en camino. ¿Es esa tu invitación, Señor? No tengo fuerzas ni tampoco ganas, pero mi corazón, Señor, si siente deseos de seguirte. Pero, ¿cómo, Señor? Por eso empezaba mi humilde reflexión - oración desnudándome ante Ti. Porque soy débil y frágil. Mi esperanza es saber que Tú me conoces y, conociéndome a fondo, ¿me invitas?

Eso transforma mi corazón y lo llena de esperanza, porque Tú, Señor, no puedes mandarme nada que yo, contando con Tu Gracia, no pueda hacer. Gracias, Señor, por tu Amor y Misericordia, y porque, no sólo me invitas, sino que me acompañas. Así, con tu ayuda y tu presencia eterna, puedo caminar tranquilo y esperanzado porque sé que puedo superar todas las pruebas que se me presentan en el camino. Porque, contigo Señor, soy mayoría aplastante. Amén.

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