El sabernos acompañados nos da seguridad y confianza. Pero, el saber que eres Tú, Señor, nos fortalece y nos anima a enfrentarnos a todas las dificultades que se nos presenta. Hoy, sabedores que, por nuestro compromiso bautismal, estamos llamados a ser testigos de la fe y proclamarla dando testimonio, te pedimos, Señor, que nos llenes de tu Amor, y nos des fortaleza y sabiduría para ser luz y sal, como Tú quieres, en este mundo que te ha dado la espalda y te rechaza.
Conscientes de que eres Tú que sigues evangelizándonos, tomando como instrumento nuestras miserias y humildes palabras, nos atrevemos a acomete tu loable misión, tal es, la de proclamar al mundo la salvación rescatada con tu Pasión y por la Misericordia del Padre.
Te pedimos esa Gracia y nos disponemos y abrimos a la acción del Espíritu Santo confiados en su poder y en su Gracia. Te pedimos, Padre, que enciendas en nosotros la llama de tu Amor y nos des la fuerza para soportar, comprender, escuchar y, sobre todo, amar.
Madre de Dios, Virgen pura y casta, acompáñanos y asesóranos para, como tú, hacer la Voluntad del tu Hijo. Intercede por todos nosotros para que nuestra fe se vea reforzada y aumentada en la vivencia de cada día y reconozcamos en tu Hijo, al Mesías y salvador, y abierto a su Gracia sepamos dar testimonio de su Palabra con nuestras obras y testimonios.
Abre nuestros ojos y oídos para ver en todo momento los signos de amor que Jesús, tu Hijo, derrama en nosotros, y confiados a su Palabra le seamos fiel. Amén.
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