No se puede hablar con Jesús en actitud arrogante, suficiente y pidiéndole explicaciones. Mírate y reconoce todo lo que se te ha dado, empezando por la vida. Y la gran oportunidad de aprovechar esa vida para alcanzar su Misericordia y la salvación eterna. No, no podrás hablar con Dios desde esa actitud soberbia y de sabio. Tus palabras no llegarán a Él, y aunque esperará a que te des cuenta, el tiempo corre y la vida se te puede ir en cualquier momento.
No desaproveches la oportunidad de aprender ese idioma que Jesús escucha muy atentamente. Son palabras de humildad y de reconocimiento. Palabras que te ayuda a verte tal y como eres, pequeño y necesitado de verdadero amor que transforma. Y ese único amor sólo lo encontrarás en Jesús. Él, a pesar de tu soberbia, de tu suficiencia, de tu incredulidad, de tu sabiduría, te espera pacientemente. Porque, su amor es tan grande, que esperará hasta el último momento de tu vida.
Por eso, Padre del Cielo, te damos gracias por la vida de este mundo y por la oportunidad de poder aprovecharlo para, siendo pequeños y humildes, recibir tu revelación a través de tu Hijo Jesús, hecho Hombre, que nos señala el Camino, la Verdad y la Vida.
Sabemos que en algunos o muchos momentos tendremos que sufrir y pasarlo mal. Muchas veces por nuestros propios pecados y desobediencias; por nuestras pasiones, egoísmos y placeres, que nos enfrentan y nos esclavizan cegando nuestros ojos a la realidad. Pero, también sabemos que podemos salir de ahí y aceptar nuestros pecados, reconociéndonos humildes y pequeños, y aceptando todo lo que de mal hemos hecho.
Vivir en esa esperanza de sabernos tus hijos y de que llegará un día que nos llevarás a Ti, nos mantiene vivos, fortalecidos y con alegría. Por eso, te damos la Gracia, Señor, por todo lo que nos has dado y te pedimos que nos des un corazón más humilde cada día, experimentándose pequeño y necesitado de tu Amor. Amén.
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