No se puede explicar, sino por la acción del Espíritu Santo, que, desde el vientre de su madre Isabel, Juan saltará de gozo y alegría al sentir la presencia del Mesías en el vientre de María. Sin intermediar aviso ni palabra, Isabel, llena de Espíritu Santo, conoció que el vientre de María era morada del Hijo de Dios. ¿No es esto un milagro? ¿Es qué queremos ver lo que a nosotros se nos antoja y queremos? ¿No fue Zacarías silenciado de su lengua por exigir pruebas y desconfianza a lo que el Ángel Gabriel le anunciaba? También nosotros seremos olvidados y marginados por no creer y confiar en lo que el Señor nos dice.
Por eso, Señor, te pedimos que nos aumente nuestra fe, y, como tu Madre María, danos la fortaleza, la sabiduría y la voluntad de dejarnos invadir por tu Gracia y ser dócil a tu Palabra. Danos también la valentía de salir corriendo y contagiar todo lo que palpita a nuestro derredor y llenarlo de tu Gracia, como sucedió con María e Isabel.
Líbranos, Señor, de tantas tentaciones y de todo aquello que nos aleja del verdadero amor que significa darse y amar el bien y la verdad para ser justo con los demás. Danos, Señor, la agilidad que tuvo María, tu Madre, para salir corriendo al servicio de todo aquel que lo necesita, sin miramientos de ninguna clase y sin amedrentarse por los riesgos e incertidumbre que el propio camino le presentaba.
Así, Señor, quiero yo saltar también de alegría. Saltar de gozo y alegría como Juan en el camino de mi vida en este momento. Contagiar y proclamar que Tú naces cada día en el corazón de todo aquel que se abre a tu Palabra y que, escuchándola, se esfuerza en hacerla vida en su vida. Pero, consciente de que sin Ti nada puedo hacer, pero que contigo sólo basta, te pido que no dejes de pasar por mi pobre corazón y, allí, prepararte un humilde pesebre para que yo también pueda nacer en Ti y vivir a tu estilo amando como Tú me amas.
Gracias, Señor, por tu visita acompañado de tu Madre. Porque, es ella con la que vas a todas partes y por la que te has hecho presente en este mundo. Y todo por amor y para darnos vida eterna. Amén.
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