Necesito la fe, una fe que no se encuentra en ningún lugar ni tampoco te la puede dar nadie de este mundo. Una fe que es don de Dios, y a Él sólo puedes pedir. Pero, una fe que necesitas buscar y esperar su llegada. Una fe que es parte de ese camino que Juan el Bautista nos invita a preparara con nuestra conversión. Una conversión que empieza por creer y fiarte. Y en esa medida y, por la Gracia de Dios, la irás recibiendo.
En este momento y desde este humilde rincón podemos unirnos para pedirla. Danos, Señor, esa fe que quizás confesamos pero no tenemos. Sólo Tú sabes la medida de nuestra fe y siempre nos parecerá poca por nuestra parte. Aumenta, Señor, nuestra fe para que podamos cumplir y vivir sin condiciones tu Palabra y seguirte hasta el extremo de comprometernos plenamente.
Razón tiene Juan el Bautista. Nuestra camino es y será un camino de dificultades, de luchas, de enfrentamientos con nosotros mismos. Una lucha interior de verdad y mentira; de querer hacer el bien y experimentar que hago el mal. Una lucha que nos deja siempre insatisfechos y con deseos de buscarte. Pero, quizás, Señor, ese desafío constante nos ayuda a buscarte, a seguir tras tus pasos, pues de experimentarnos serenos y tranquilos dejaríamos de esforzarnos en buscarte y seguirte.
Danos, Seño, la sabiduría y la fortaleza para nunca desfallecer y la voluntad de estar en constante oración, el arma que nos auxilia y nos pone siempre en contatco contigo. Y el auxilio del Espíritu Santo para, llenos de su Gracia, podamos ser más fuerte que las tentaciones que nos vienen del Maligno, que estará siempre pendiente de tentarnos y de perdernos.
Danos, Señor, la fortaleza que tuvo Juan para sostenernos en la firmeza de la fe y en la paciencia perseverante de esperar tu venida. También ahora nosotros esperamos tu segunda venida y en esa esperanza nos preparamos para celebrar en estas entrañables fechas tu primera venida como el Hijo de Dios Vivo. Amén.
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