Es absurdo, pero vivimos en esa espiral disparatada cuando nos afanamos en construir nuestra vida apoyada en las cosas de este mundo. Tarde o temprano sabemos que todo acabará. La marca de todo lo que hay aquí abajo es la caducidad. Todo tiene su fecha de caducidad, y nuestra vida también. Quien la puede cambiar y darle fecha de eternidad es nuestro Padre Dios. Él da verdadero sentido a nuestra vida.
Por lo tanto, construir sin Él nuestra casa es absurdo, porque las tempestades de nuestra propia vida la derribaran. Necesitamos construir con Él para que nuestra casa se mantenga erguida y firme. Y eso es lo que en confianza y llenos de esperanza te pedimos hoy, Señor. Construye nuestra casa con cada uno de nosotros, para que nuestra vida esté fundamentada y apoyada en Ti.
No nos vale nada construir bien y organizar nuestra vida lo mejor posible con las cosas de este mundo, porque es como ir por camino equivocado o fuera de concurso. Aunque lleguemos primero si no estamos dentro de lo reglado no nos valdrá de nada. Igual nos puede ocurrir en esta vida si nos afanamos en construirla por nuestra cuenta y fuera del alcance de Dios.
Caminar por el camino del mundo y no por el que Dios nos señala es construir en vano, porque al final de nuestra vida nuestra casa se destruirá. Tratemos de dar todos nuestros pasos en la presencia de Dios y, desde Él, hagamos nuestra casa según su Voluntad. Vivamos en y dentro de sus enseñanzas, porque son las que nos señalan el camino correcto y verdadero.
Sí, es un camino a veces duro y complicado, pero el único camino verdadero, porque tras el sufrimiento y los sacrificios se esconde el gozo y la felicidad que buscamos. Confiemos en su Palabra, pues el Señor todo lo que dice lo cumple y su Palabra siempre es veraz y eterna. Amén.
No nos vale nada construir bien y organizar nuestra vida lo mejor posible con las cosas de este mundo, porque es como ir por camino equivocado o fuera de concurso. Aunque lleguemos primero si no estamos dentro de lo reglado no nos valdrá de nada. Igual nos puede ocurrir en esta vida si nos afanamos en construirla por nuestra cuenta y fuera del alcance de Dios.
Caminar por el camino del mundo y no por el que Dios nos señala es construir en vano, porque al final de nuestra vida nuestra casa se destruirá. Tratemos de dar todos nuestros pasos en la presencia de Dios y, desde Él, hagamos nuestra casa según su Voluntad. Vivamos en y dentro de sus enseñanzas, porque son las que nos señalan el camino correcto y verdadero.
Sí, es un camino a veces duro y complicado, pero el único camino verdadero, porque tras el sufrimiento y los sacrificios se esconde el gozo y la felicidad que buscamos. Confiemos en su Palabra, pues el Señor todo lo que dice lo cumple y su Palabra siempre es veraz y eterna. Amén.
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