No es fácil el día a día. Es verdad que para unos es más fácil que para otros, pero cada cual en su circunstancias y medios donde se desenvuelve tiene sus obstáculos y dificultades. La vida es una lucha constante contigo mismo y con las dificultades que te vienen del exterior que, por ti mismo, son imposibles de superar. Sin embargo, con el Señor todo es diferente, pues con Él superarás todas las pruebas que se te vayan presentando.
El dolor y sufrimiento siempre estará presente, pues los obstáculos así lo exigen, pero también es verdad que nos darán la oportunidad de probarnos y de dar testimonio de nuestra fe. Sin dificultades no podríamos probarnos. Sabes que amas cuando en la prueba sientes compasión y deseos de ayudar hasta incluso el sacrificio, la renuncia o la muerte. Por todo ello, Señor, te doy gracias y aprovecho para suplicarte que me inundes de tu fortaleza para perseverar y sostenerme firme en tu fidelidad en los momentos de adversidad y sufrimiento.
Me atrevo a ello en la esperanza de tu compañía y la promesa de tu Palabra. Camino confiado porque sé, Señor, que Tú caminas a mi lado y te doy gracias, Dios mío porque en Ti confío y a Ti me abandono esperanzado en llegar a alcanzar la victoria y descansar eternamente en tu Amor. Amén.
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