Es una gran noticia comprobar que Jesús me confiesa hoy esa gran preocupación por mí. Está pendiente de mi vida y, sin titubeos emprende la búsqueda ante el peligro que nos acecha al ser arrastrado por el pecado. Un pecado que me esclaviza y busca sacarme del redil de la Casa del Padre. Un pecado que me seduce con espejismos de felicidad que tratan de engañarme y conducirme al precipicio de la perdición.
Por eso, Señor, en este momento y desde este rincón de oración, yo quiero elevar mi plegaria hacia Ti y pedirte fortaleza y sabiduría para perseverar y sostenerme, ante esas tentaciones que tratan de seducirme, fiel a tu Palabra y vivir obrando según tu Voluntad. Por eso, Señor, quiero darte las gracias, no sólo por advertirnos y decírnoslo, sino por demostrarnos con tus obras esa preocupación de liberarnos y salvarnos de caer en las garras del pecado. Y lo haces, Señor, hasta el extremo de dar tu Vida por mí y por todos los hombres.
Gracias de nuevo, Señor, por tu gran Amor y por, inmereciéndolo, gozar de esa gran oportunidad de ser salvado de la esclavitud del pecado. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario