A veces el cansancio nos supera y nos vence. Es posible que nos atrevamos al camino sin ir lo suficientemente preparados. Buscamos fortaleza en cumplimientos, oraciones, actos piadosos y nos vamos introduciendo en el camino. Pero, es un camino duro, difícil y lleno de imprevistos, tempestades y peligros a modo de tentaciones que nos tratan de seducir para que bajemos nuestra guardia. Y se nos hace difícil sostenernos.
Pero, ¿se nos ha ocurrido invitar a quien no puede faltar? Precisamente, es a Él a quien seguimos. Sin Él no hay camino y sin camino seremos presa de todos los que, precisamente en el camino, nos esperan. Tenemos que saber que sin Xto. Jesús estamos perdido y en manos del mundo, demonio y carne. Nos será imposible seguirle, porque seremos vencidos con toda seguridad.
Más que nunca, sirva este rincón de oración para fortalecernos descansando y abandonándonos en el Señor. Él es nuestro descanso y nuestro alivio. En Él encontramos ocasión para renovarnos, ilusionarnos, motivarnos y levantar nuestro ánimo para continuar tras sus pasos. Sí, el camino es duro y se hace difícil, pero, sepamos también que no vamos solos, que Jesús lo recorrió primero y que no nos deja solos sino que nos acompaña y nos acoge y alivia para que también nosotros seamos capaces de levantar nuestra pequeña cruz.
Pidamos, con confianza y verdadera fe, fortaleza y perseverancia para seguir, a pesar de las dificultades y obstáculos, la dureza del camino, sabiendo que Jesús, el Señor, lo recorre con nosotros y que en y con Él saldremos vencedores. Amén.
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