Sí, necesito verte, Señor, porque mis ojos, mis pobres ojos, cansados y fatigados por el duro camino de este mundo no atinan a verte ni a descubrirte y se me va la oportunidad de este hermoso regalo que me has dado - la vida - sin descubrir tu presencia.
Por eso, Señor, te pido con todas mis fuerzas que me abras los ojos de mi corazón y me des la sabiduría de descubrirte en lo sencillo, en lo humilde y en lo pequeño, porque, Tú, Señor te presentas siempre en los pobres, en los excluidos, en los pequeños y en todos los marginados.
Señor, Tú sabes el tiempo, la hora y lo que nos conviene. Abre mi corazón para que tu Gracia lo transforme y lo vuelva a Ti. Ábreme los ojos, Señor.
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