Cada instante de tu vida es una ocasión para afirmar tu fe y tu amor. Son ocasiones y oportunidades donde puedes dar testimonio de tu fe y de tu amor. Se ama con el corazón aunque falten las palabras y las obras. Si bien, es verdad que nos gusta y nos quedamos más tranquilos si lo que decimos lo demostramos y nos lo demostramos con testimonios y obras.
Hoy, Jesús nos lo dice con meridiana claridad: «Os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para… Son pruebas que nos van a servir por afianzarnos, fortalecernos y dar testimonio de nuestra fe y amor.
Evidentemente, no son pruebas de juego o entretenimiento. Son pruebas duras y difíciles de soportar que nos tientan e inclinan a huir, a abandonar y desistir. Pero, son las pruebas que descubren la fortaleza y medida de tu fe y de tu amor. Y, indudablemente, solos caeremos en manos del demonio y seremos sometidos y esclavizados en el pecado. Necesitamos ir injertados en Jesús, fortalecidos por su Gracia y auxiliados en el Espíritu Santo. Así seremos fuertes para ir superando las adversidades de nuestra subida a nuestro propio Gólgota.
No nos crucemos de brazo. Pidamos, perseverando e insistiendo, la Gracia de no desfallecer y de perseverar. Recordemos que Jesús nos invita en otra ocasión a insistir, a no desfallecer, a llamar y buscar. No hagamos caso a los que quieren seducirnos con sus ofertas temporales de placer y bienestar. La subida a nuestra propia cruz es penosa y dura, pero, acompañado de Cristo se hace soportable y hasta gozosa.
Pidamos la fortaleza de sostenernos firmes ante la adversidad y persecuciones, incluso cuando nacen en nuestra propia familia, padres, hermanos, amigos…etc. Pidamos la fe de sabernos en manos de Jesús – Camino – Verdad y Vida – que nos llevará al gozo de la Vida Eterna y nunca nos fallará. Amén.
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