Posiblemente lo disimules o no atiendas la invitación del Señor porque le das más valor a otras cosas que, en principio, te interesan más. Pero, hagas una cosa u otra la invitación del Señor la tienes siempre ofrecida, constante y hasta con carácter de insistencia.
Porque, el Señor quiere que la aceptes y te des cuenta de que es lo que buscas y te conviene. Descubrir que “Banquete” se trata es la cuestión. Tal es el Amor Infinito de Dios que insiste en invitarte cada día.
Y yo, Señor, quiero abrir mi corazón a tu invitación. No quiero dejarla pasar por alto y aceptarla de todo corazón, porque en ella me va la Vida Eterna. Porque, aceptar tu invitación es el bien más grande que podamos recibir: Vida Eterna en plenitud de gozo y felicidad.
Dame, Señor, paz, fortaleza y sabiduría para saber discernir y valorar tu misericordiosa invitación, porque no me la merezco. Y nunca permitas que la reciba con indiferencia ni rechazo. Amén.
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