No quiero pasar de Ti, Señor. Me apena ver a tanta gente indiferente, insípida y perdida. Están a merced del acunamiento que les da el mundo y sus fiestas. Vagan de un lado a otro de semana en semana quemando todas las fuerzas que les da su juventud y su vida. Van perdiendo su vitalidad, sus esperanzas, sus ilusiones y toda su felicidad. Quedan atrapadas en la levadura que les tienden los fariseos y los Herodes de nuestros tiempos.
Pidamos fuerzas para salir de ese entramado que nos cerca y nos impide ver y despertar. Pidamos la Gracia de Dios para poder vencer todo esa maquinaria de poder que nos acecha y nos convence para que les entreguemos nuestra alma y nuestro ser. Corramos hacia Jesús, que nos salva y nos libera de esa maraña y encrucijada que nos tienden los nuevos fariseos y Herodes de nuestra época.
Sólo hay un camino. Eso debemos tenerlo claro. Un camino de salvación, y ese camino es Jesús. Un camino que en principio puede parecerte duro, confuso, difícil, e incluso no entenderlo. Pero, fíate, cree en Él y veraz que todo se irá aclarando y se hará la luz al final. Su Palabra es eterna y siempre se cumple. Él nunca ha fallado a los que en Él creen. Vive entre nosotros porque ha Resucitado. Él lo puede todo, y es nuestro Creador. Nos ha creado para vivir siempre, pero cuenta con nosotros para lograr ese objetivo.
Te ha creado sin tu permiso, pero cuenta contigo para que vivas para la eternidad en gozo y plenitud de felicidad. No dejes confundirte y acercate a Él para que en Él seas fuerte y puedas vencer al mundo, que trata de confundirte y contagiarte de su falsa levadura. Por eso, juntos todos, pedimos al Señor que nos dé la fortaleza necesaria para resistir a esa falsa levadura que nos quiere engullir y alejar de Él.
Y todos unidos pedimos al Espíritu Santo que nos ilumine, nos llene de sabiduría, de valor y fortaleza para sostenernos firmes en la Palabra del Señor y podamos resistirnos a las fuerzas del mundo que nos arrastran hacia el camino del mal. Amén.